Live Nation, la promotora que controla la venta de entradas para el concierto de Guns N' Roses en Vigo, acaba de liberar localidades en distintas ubicaciones, desde las gradas hasta la zona A de pista. Los precios oscilan entre los 62 y los 136 euros. Continúa la oferta de un concierto sobre el que aún pesa el riesgo de cancelación, al perder la aportación municipal de cerca de 1,9 millones de euros en calidad de patrocinio para publicidad.
La promotora responsable de la actuación de Vigo, Sweet Nocturna, sigue sin hacer declaraciones. “Todavía no queremos comunicar nada sobre el tema”, afirmaron en contestación a este medio. El alcalde, si bien reiteró la cesión gratuita de Balaídos para dicho evento, no quiso a entrar a valorar la situación. Fuentes del Real Club Celta aseguraron que no les consta que vayan a comenzar el montaje del escenario, que prevé situado hacia Marcador. El club recuperó esta grada para el partido de mañana, pero la cesión hecha por el Concello finaliza el lunes, a las 8 horas, por lo que podría ser compatible con el desembarco del equipo técnico de la banda americana.
Este silencio contrasta con la incertidumbre que provoca entre la opinión pública, pues ya se vendieron más de 24.000 entradas. Los partidos de la oposición se apresuraron a publicar sendos comunicados. La popular Marta Fernández-Tapias lo calificó de “chapuza” y dijo se trataba de “otro fracaso más en la gestión del dinero público del gobierno local”. Instó al alcalde a solucionar el problema, ya que si cancelase “sería gravísimo para las miles de personas que compraron la entrada y para la imagen internacional de Vigo”. Le preguntó a Caballero si “David Guetta es real o también está en el aire”. Desde el BNG, Xabier Pérez Igrexas mostró su incomprensión ante la situación. “Non coñezo precedentes onde un concerto deste nivel estea no aire a dez días e con máis de 22 mil entradas vendidas por un problema na xestión dun patrocinio”, aseguró.
La Federación Veciñal Eduardo Chao se unió a las reclamaciones. Sostuvo que la no celebración supondría un grave prejuicio para los que compraron su entrada y para la hostelería.
