“Quieren acabar con las cañas”, asegura Mauricio, un pescador aficionado que lleva toda la vida practicando este deporte en Vigo ante la reforma planteada por el Gobierno a esta actividad. La pesca recreativa es una afición ya arraigada en Vigo, donde es habitual encontrar a pescadores lanzando sus cañas al mar en la costa, desde las playas hasta puntos urbanos como el muelle del Berbés o el espigón de la ETEA. Sin embargo, muchos de ellos temen que esta activada podría verse amenazada por la obligación de dar cuenta de las capturas.
El nuevo proyecto de decreto elaborado por el Gobierno busca favorecer un mayor control por parte de las administraciones en relación al cumplimiento de las distintas normativas de protección de las especies marinas para hacer frente al furtivismo. Y si bien muchos pescadores no encuentran un problema en este punto, pero señalan que el aumento de la burocracia y los trámites a seguir para desarrollar esta actividad podría desincentivar a los aficionados.
“Ahora estamos todos pendientes de ver lo que sale, por ahora no podemos hacer nada y yo seguiré viniendo por aquí”, asegura Mauricio. De aprobarse esta normativa, los pescadores recreativos deberán enviar a la comunidad autónoma en la que obtuvieron su licencia la información de capturas. Unos datos que tras ser recopilados se remitirán a la Secretaría General de Pesca del Ministerio de Agricultura.
A la espera de cómo lo concrete la Xunta, todo apunta a que se comunicarán mediante una aplicación para teléfono móvil, una solución que para David, otro aficionado a la pesca vigués, supondría grandes dificultades para aquellas personas mayores que pretendan dar cuenta de sus capturas y cumplir la normativa pero no dominen el manejo de la tecnología. Además, considera que en la práctica esta normativa sería difícil de aplicar. “La pesca con caña no hace daño a nadie, no creo que sea necesario que lo controlen de esta manera”, afirma.
El propio proyecto de decreto elaborado por el Gobierno señala en su texto que “la pesca recreativa supone una actividad de carácter lúdico que está muy arraigada en España y en los últimos años ha experimentado un considerable aumento” y que “tanto por su propia naturaleza como por la incidencia en los recursos pesqueros, exigen un régimen de control específico y unas limitaciones específicas que, por supuesto, no substituyen, sino que se suman a las medidas de conservación y protección de los recursos establecidos con carácter general en la regulación sectorial”.
“Antes podías pescar con calma pero ahora todo son dificultades”
La escollera exterior del muelle del Berbés es uno de los puntos elegidos por mucos aficionados a la pesca. Justo tras el puerto pesquero, en una zona privilegiada de la Ría por su emplazamiento y condiciones es habitual encontrar a aficionados de la caña como Mauricio que aprovechan que la Autoridad Portuaria da ahora más facilidades para esta práctica en busca de capturas a espaldas de frigoríficos, viveros y naves.
“Yo estoy casi jubilado y esto es mi entretenimiento, vengo aquí a echar un par de horas, si pesco algo bien y si no tampoco pasa nada, lo importante es pasar el rato y charlar con los compañeros”, asegura Mauricio. Sin embargo ahora teme que “si a todas las normativas que hay ya nos ponen más dificultades como tener que declarar todas las capturas mucha gente va a decir adios a la caña, no creo que la caña se pierda pero seguramente irá a menos”.
Mauricio lleva toda la vida prácticando esta afición y lamenta que cada vez resulte más complicado. “Antes podías pescar con calma pero ahora todo son dificultades, después de sacar el permiso de pesca en muchos sitios no te dejan estar, no entiendo por que dan licencias si luego no se permite la pesca”, indica.
