El edificio Miracíes sube 20 plantas con la norma que amparó las torres de García Barbón
El edificio Miracíes se convierte en el nuevo techo de Vigo, con sus 20 plantas y su emplazamiento elevado, gracias a la aplicación de una normativa excepcional prevista en el anterior Plan de Urbanismo, de 1993, que amparó también la construcción de las torres de García Barbón. Este edificio situado en Pintor Colmeiro, en fase final de construcción, resulta tan llamativo como las torres donde se ubica la sede del Club Financiero al resaltar en su entorno, donde las urbanizaciones desarrolladas sólo permiten inmuebles de un máximo de seis o siete plantas. La explicación a esta diferencia resultaría de la aplicación de una ordenanza del anterior Plan que el actual asumió para este terreno. Con todo fuentes municipales mostraron su extrañeza por el resultado final: en principio, la licencia concedida por el actual gobierno local en abril de 2008, modificada en mayo del mismo año, sólo contemplaba 14 plantas y dos sótanos, pero la realidad dice otra cosa: son 20 alturas, aunque es probable que el promotor acabe disfrazando alguno de los pisos como bajo-cubierta o semi-sótanos. La realidad es que se trata de un bloque de unos 65 metros de altura que se situaría en cuarta posición en Vigo tras el Xeral (75 metros), las torres de García Barbón (72) y Toralla (70), aunque como su construcción no ha finalizado todavía incluso podría superar a los tres que tiene por delante y colocarse de líder absoluto. En todo caso, por su situación en la zona alta de la ciudad y sus 20 pisos ya se coloca como el inmueble residencial más elevado de todo Vigo. Por su parte, en el PP también hay sorpresa por el resultado final de esta actuación urbanística, ya que la unidad de actuación Regueiro, en la que se encuentra este edificio, sólo prevé un máximo de 16 plantas, que se superaría en todos los casos. En el PP se recuerda que se trata de un bloque que fue autorizado por el anterior Plan de Urbanismo y avalado por el actual, cuya altura se aceptaba como una excepcionalidad, con un incremento de la edificabilidad a cambio de mayores cesiones en las zonas anexas.
