El Niágara de hormigón

Unas imponentes cortinas de agua salen por los aliviaderos superiores de Eiras y al mismo tiempo por los cañones de desagüe.
photo_camera Unas imponentes cortinas de agua salen por los aliviaderos superiores de Eiras y al mismo tiempo por los cañones de desagüe.

La presa de Eiras desagua el equivalente a 84.000 botellas de litro por segundo al superar su capacidad máxima

Los dos embalses de Vigo, Eiras y Zamáns, están por encima de su capacidad máxima por lo que ambos desaguan estos días miles de litros por segundo. Especialmente llamativo es el espectáculo en Eiras, un auténtico Niágara artificial tras una pared de hormigón. Según los datos de Augas de Galicia, que gestiona la instalación, son unos 84.000 litros por segundo los que salen por los aliviaderos y los tubos abiertos -84.000 botellas de agua mineral por segundo- para mantener la presa al cien por cien de su capacidad y garantizar el abastecimiento para todo el verano. Antes era habitual dejar Eiras al 70 por ciento y evitar problemas por las intensas lluvias que caen en la zona, la más húmeda de Galicia y entre las de mayor pluviosidad de toda España, pero el cambio climático ha llevado a una modificación en la gestión.  A cambio, quienes tengan el interés de desplazarse desde Vigo pueden encontrarse toda una experiencia. 

Eiras no tiene compuertas y por lo tanto no se abre o cierra, si bien dispone de tubos en la parte baja que sí pueden verter al río Oitavén, que desemboca en el Verdugo, que vierte en la Ría. Según destacan en la Consellería de Infraestructuras, hay dos formas de desaguar la presa, la primera es de fondo, con los dos “tubos” que salen de la parte baja de la pared de la presa. Cada uno de eso desagües descargan un caudal que depende del porcentaje de apertura de su válvula y del nivel del embalse. Cuanto más lleno está el embalse mayor caudal sale para un mismo tanto por ciento de apertura, debido a que hay más presión. Cuando la presa está en el nivel máximo normal (a la cota de aliviadero) y los desagües abiertos al 100%, el caudal que vierte cada uno de ellos es 41.200 litros por segundo. Es decir, los dos serían 82.400 l/s. “Eiras no tiene compuertas, solo tiene un aliviadero de labio fijo en la parte superior. Cuando el agua llega a ese punto, desborda. Aunque estos aliviaderos sin compuerta no regulan el agua que se alivia, una vez llegado el nivel de la cota, el agua no se derrama de forma instantantenea por ellos sino que forma una curva”, señalan los técnicos. Esto hace que, si está entrando el suficiente caudal en el embalse, el nivel del mismo pueda superar la cota del aliviadero, por la forma de desbordar el agua. En ese caso pueden llegar a deasaguar más de 82.400 litros.

La presa del alcalde Picher, el impulsor de la Universidad

Eiras se encuentra en el límite entre Fornelos y Ponte Caldelas, y es la mayor presa de Galicia. Inaugurada en marzo de 1977, está a punto de cumplir 45 años desde su puesta en servicio por el entonces alcalde de Vigo Joaquín García Pícher, siendo ministro Leopoldo Calvo Sotelo, que unos años más tarde llegaría a presidente del Gobierno. Un pequeño monolito recuerda la efemérides y el papel clave que tuvo el ayuntamiento vigués para conseguir involucrar al Gobierno. García Picher lo logró con mano izquierda. También fue decisivo para construir la grada de Río, la única hasta ahora nueva, para lograr finalizar el consistorio, que había quedado a medias, y sobre todo en el impulso a la Universidad, gracias al desarrollo del campus. Todo ello en cuatro años.

La ejecución de la presa no estuvo exenta de problemas porque exigió anegar varios pequeños núcleos y cambiar todo el curso alto del río Oitavén. Hoy sería imposible. Pero lo cierto es que desde entonces ha permitido garantizar el suministro al área metropolitana y acabar con los periódicos cortes de agua al contar solo con Zamáns. Diez ayuntamientos en mayor o menor medida están conectados y hasta ahora no ha habido problemas graves, si bien en 2017 tocó fondo, al bajar el 35 por ciento de su capacidad, hasta reaparecer los restos de una aldea anegada.  Ese año se planteó un trasvase desde el Verdugo, descartado, y ahora se contempla otro desde el Miño para una urgencia. El asunto sigue a debate, aunque ya hay una conclusión: una nueva estación depuradora que permita exprimir al máximo el agua que llega de Eiras. 

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