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Mascarillas para rezar a la Virgen

Salida de misa y fila para entrar en la iglesia.
photo_camera Salida de misa y fila para entrar en la iglesia.
Los devotos vigueses acudieron a su cita tradicional con María Auxiliadora, en una fiesta marcada este año por la pandemia de Covid-19, que afectó a algún fiel de la parroquia y a varios miembros de los Salesianos

 El sentir de los devotos no podía ser más contradictorio en esta ocasión. Por primera vez en muchos años lució el sol para la celebración de la fiesta de María Auxiliadora, una de las citas religiosas más tradicionales de Vigo, pero en vez de alegrarse por ello, el domingo dejó un sabor amargo por no poder sacar su imagen en procesión, de la que siempre estaban pendientes del cielo. En su lugar, la jornada se convirtió en un ir y venir de fieles con mascarillas, obligados a mantener la distancia de dos metros de seguridad y a hacer cola en una zona acordonada que permitía controlar el acceso al santuario de la calle de Ronda de Don Bosco, donde se celebraron durante todo el día misas cada hora e, incluso, cada media hora, según el número de fieles que acudieron incesantemente desde las 8.45 horas.

A la entrada principal del templo, un grupo de voluntarios dirigía el acceso. En estos tiempos de "nueva normalidad", en vez de lluvia de pétalos a la Virgen solo se vio a algún creyente con una flor. Dentro, el agua bendita era sustituida por botes de hidrogel y los bancos tenían marcados los asientos disponibles. "Aforo 30 bancos por 3 personas. 90 bancos sentados y 30 personas de pie", rezaban los carteles explicativos. En total, solo 150 personas en cada eucaristía, cuando lo habitual es que en la misa solemne se llegasen a concentrar hasta 400 fieles.

La devoción por María Auxiliadora cobró más significado si cabe para los creyentes en estos meses de pandemia. "No solo auxilia a los cristianos, sino a todas las personas que se acogen a ella", comentó a este diario el párroco Lorenzo Ramos, tras salir de uno de los oficios, enfundado con mascarilla y pantalla. "Cualquiera que quiera acogerse bajo su manto puede tener la esperanza de que saldrá adelante", dijo, y con conocimiento de causa, ya que, como reconoció, esta es una parroquia de riesgo por la elevada edad de sus feligreses. Alguno de ellos y varios miembros de la comunidad salesiana, orden que guarda este santuario y rige el colegio del mismo nombre, se contagiaron al inicio de la pandemia. "Afortunadamente no ha pasado nada por ahora. La Virgen nos mantiene. Tenemos fe", subrayó.

La misa solemne se celebró por la tarde, a las 19 horas, presidida por el obispo Luis Quinteiro. Dadas las circunstancias, y debido al aforo limitado, por primera vez pudo seguirse a través de internet. 

La opinión de los feligreses

María Teresa y su hija Marisú.

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"Vengo todos los años, aunque esta vez lo hago con un poco de miedo"

Victoria y su hija Mariví.

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"Es la primera vez que salgo de casa y faltan la alegría y las flores"

María Jesús, con Elena y Sofía.

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"Es una celebración diferente al no haber procesión ni fiestas en el colegio"

Beatriz Estévez y su sobrina Marta.

AD50

"Son tiempos para los que deseamos paz, concordia y entendimiento"

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