TRAGEDIA EN EL ALBACORA CUATRO

Luto en el Barbanza por la muerte de Ángel y Fran

A la izquierda Ángel, de 36 años y Francisco (Fran), de 27.
photo_camera A la izquierda Ángel, de 36 años y Francisco (Fran), de 27.
Los dos tripulantes fallecidos residían uno en Boiro y otro en Porto do Son. Ambos iban a regresar a casa para San Juan

“Hasta siempre compañeros”. Este era uno de los cientos de mensajes de dolor y pésame que inundaron ayer las redes sociales al conocer el fallecimiento de Ángel Boo Vidal y Francisco Cameán Santos (Fran).  El jefe de máquinas y el primer oficial del buque. El primero, de 36 años, deja mujer y dos niñas pequeñas. Natural de Palmeira residía en Boiro. “Era un tipo estupendo, muy divertido, ha sido un golpe muy fuerte”, decía un antiguo compañero de profesión. Sus familiares colgaron crespones negros en sus redes poco después de conocerse la fatal noticia y a la espera de recibir el cuerpo, que podría producirse en unos días.  Ángel se estaba construyendo una casa nueva en A Pobra do Caramiñal. Tanto los consistorios de Ribeira como de O Son colocaron crespones negros en señal de duelo.

De la comarca del Barbanza también era Francisco Cameán Santos (Fran), de 27 años y que iba a cumplir en julio los 28. Aunque natural de Xuño, en Porto do Son, residía en la actualidad con su pareja en San Pedro de Muro de donde era originario su padre. Estudió en el Instittuo  Marítimo Pesquero de Vigo. Apasionado de las motos, sus amigos le recordaban con una gran persona. Llevaba cuatro años embarcado.  El jefe de Protección Civil  del municipio y uno de sus mejores amigos aseguraba en declaraciones a la Televisión de Galicia que era un joven “excelente, generoso y siempre dispuesto a ayudar a todo aquello que pudiera”. Ambos tenían pensado regresar la semana próxima y poder celebrar la fiesta de San Juan con sus familiares.

La tragedia causó enorme conmoción en el sector de la pesca, muy tocado todavía por el naufragio del “Villa de Pitanxo”.  El presidente de la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (ARVI), Javier Touza,  señalaba que  “llevamos meses muy complejos. Después de la desgracia del ‘Villa de Pitanxo’, hace pocos días se nos hundió el ‘Piedras’ en Gran Sol, gracias a Dios sin víctimas humanas; y el miércoles un barco atunero habitual aquí en el Puerto de Vigo, ya que vienen a hacer las reparaciones y utiliza nuestros astilleros y empresas auxiliares”, 

Touza subrayó que “aún hay bastante incertidumbre” respecto del siniestro porque representantes de la empresa armadora, Compañía Europea de Túnidos, viajan hacia allí “para gestionar la repatriación de los cuerpos e interesarse por el estado de los heridos y organizar su traslado a España cuanto antes para que puedan estar con sus familias”.

El fallecimiento de Ángel y Fran se debió a la inhalación de amoniaco, el cual se usa como refrigerante muy habitualmente en los atuneros y últimamente también en los barcias de arrastre para evitar el gas freón, que según explica Touza es “muy contaminante a efectos de emisión de gases de efecto invernadero”.

“No podemos llorar sobre la leche derramada, son sucesos que ya se han producido y creo que lo positivo es sacar conclusiones a futuro, averiguar las causas, ver si podemos mejorar protocolos a efectos de prevención de riesgos, de seguridad, para que en el futuro no se produzcan o no con estas consecuencias tan graves”, remarcó. Touza señaló que aunque “todos estos siniestros son expresión de la internacionalización de nuestro sector: el ‘Pitanxo’ en la zona de Nafo, el ‘Piedras’ en aguas irlandesas, o este barco en Seychelles”, no menos cierto es que “todo se puede mejorar” y que ese es el objetivo para proteger a las tripulaciones  

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