Karina Fábregas es vocal de la junta directiva de Adicae, la asociación de usuarios de bancos, cajas y seguros, donde ejerce de abogada en Vigo. La organización celebra su 20 aniversario en Galicia y 35 en España con casos tan relevantes a sus espaldas como los afectados de las participaciones preferentes, el fraude filatélico de Fórum y Afinsa o las cláusulas suelo. Por delante, un año con grandes hitos legislativos previstos para el consumidor.
¿Qué supondrá la futura ley para la protección colectiva de los consumidores?
Es un gran avance para nosotros porque la lucha principal de Adicae es la justicia colectiva. Las primeras estafas financieras fueron siempre demandas agrupadas desde Adicae y por fin nuestro gobierno tiene un anteproyecto que está en el Congreso. Estamos en fase de alegaciones y esperamos que en cinco o seis meses se inicie la aprobación.
Habla de consumidores de banca, pero ¿pueden acudir otros a la asociación?
Por supuesto, nuestro fuerte es el ámbito financiero pero tratamos el consumo en general. En 2022 el número más elevado de consultas fue de electricidad y el mayor número de reclamaciones en el Instituto Galego de Consumo, donde también ejecutamos arbitrajes, es de telecomunicaciones. Desde la asociación también damos formación al consumidor para leer e interpretar la factura de la luz y en el caso de las nuevas tecnologías impartimos talleres de alfabetización. El consumidor lo que tiene que hacer es aprender a defenderse y las asociaciones no sólo estamos para reclamaciones.
¿Qué tiene qué hacer una persona que quiere recurrir a Adicae?
Estamos presentes en las redes sociales y físicamente en Vigo, Santiago y A Coruña. Realizamos talleres y formaciones en centros coworking, centros de mayores, asociaciones o la universidad. El consumidor nos tiene a su disposición casi casi las 24 horas del día.
¿En qué punto está la demanda colectiva interpuesta por Adicae por las cláusulas suelo?
Es un tema en el que llevamos 10 años cuando nadie demandaba las cláusulas suelo. La macrodemandaa se inició como una demanda colectiva frente a 101 entidades financieras y después de ganar en primera y segunda instancia -ganamos siempre- 20 entidades llegaron al Tribunal Supremo que elevó tres cuestiones prejudiciales a Europa y de las tres llegaron dos. De las más de 10.000 personas que se unieron a aquella macrodemanda inicial, ahora quedan aproximadamente la mitad y por el camino muchas entidades pagaron y siguen pagando y ofreciendo acuerdos.
¿De cuántos afectados hablamos en Vigo?Empezamos con más de 1.500 personas, ahora quedarán menos de un tercio. En Vigo teníamos una situación muy específica ya que la mayoría de las cláusulas suelo eran con Abanca y ésta al salirse de la macrodemanda inició una campaña muy agresiva y al presentarse en el juzgado especializado en Vigo, ahí se resolvió todo.
¿Cómo valora la moratoria de las hipotecas?
Tenemos un punto crítico porque el Gobierno no escuchó a las asociaciones, sólo a la banca. Cuando se realizó esta nueva regulación, que es una ampliación del Código de Buenas Prácticas, sólo se reunieron con una parte y a los consumidores no les escucharon. Se amplió el margen de lo que se denomina el consumidor vulnerable pero para Adicae éste es algo más que una persona que no tiene ingresos, también lo es el que no tiene acceso a las tecnologías.
¿Cuáles son las mayores reclamaciones que recibe la asociación?
Ahora mismo electricidad, telefonía y dentro de los problemas financieros un asunto muy grave que es el tema de las ciberestafas. Hoy en día tenemos una intromisión continua a nuestros datos, cesión de nuestros datos que inocentemente entregamos sin tener conocimiento con la suplantación de la identidad de las entidades financieras que es donde se dan las estafas cada vez son más sofisticadas habiendo directamente hackeo. El primer camino es acudir a la policía o guardia civil y en segundo lugar hacer una reclamación a la entidad.
¿Cuál es el caso más complejo que ha tenido que llevar?
En nombre de Adicae hemos tenido muchísimos muy complejos, no hay más que recordar las participaciones preferentes y los ‘swaps’ que ahora es un nombre más conocido pero cuando empezaron a comercializarse aquí por Caixa Galicia de manera indiscriminada, fue muy complejo porque se vendían como un seguro con una cobertura. Realmente es casi una apuesta, era como jugar al casino con los consumidores porque no es producto adecuado para ellos. Fue muy complicado sacar adelante ese tema.
