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Una ingeniera viguesa, tras las "apps" del coronavirus

La viguesa Carmela Troncoso es profesora e investigadora en la Escuela Politécnica de Lausana.
photo_camera La viguesa Carmela Troncoso es profesora e investigadora en la Escuela Politécnica de Lausana.
Carmela Troncoso dirige en Suiza un equipo europeo que busca garantizar la privacidad en las aplicaciones de rastreo de contagios

La ingeniera viguesa Carmela Troncoso dirige en Suiza un equipo europeo que diseñó el protocolo Decentralized Privacy-Preserving Proximity Tracing (DP-3T), que inspiró el sistema de rastreo del coronavirus propuesto por Apple y Google y sirve de base para la “app” española que se está probando en Canarias.
Troncoso estudió Ingeniería de Telecomunicaciones en la Universidad de Vigo y posteriormente realizó su doctorado en Bélgica. Cinco años después regresó a Vigo para trabajar "pero llegó un momento en el que estar en la industria no era lo que más me llenaba, me fui a Madrid a hacer investigación y un año después pedí una plaza en Suiza", indica Troncoso. A día de hoy trabaja como profesora en la Escuela Politécnica de Lausana.
Como investigadora está especializada en el área de la privacidad en las telecomunicaciones. Troncoso considera que "la libertad se basa en la privacidad, en tener independencia para que nadie te pueda influir y manipular".
Ante el inicio de la pandemia del coronavirus, Troncoso trabaja desde el mes de marzo en el desarrollo de un sistema que permite el uso de la tecnología y los teléfonos móviles para complementar el trabajo de los rastreadores de contactos sin hacer uso de la geolocalización, protegiendo la privacidad de los usuarios.
La idea del rastreo de contactos no es tecnológica, lleva existiendo muchos años y los epidemiólogos la utilizan para romper las cadenas de contagio, esto ha sido muy importante para parar otras enfermedades. Sin embargo, ante una enfermedad tan contagiosa como la Covid-19, resulta muy difícil para el rastreo tradicional poder entrevistar a todos los enfermos y llamar a todos sus contactos a tiempo.
El objetivo de las "apps" es complementar este sistema manual tanto para avisar más rápido, como también para avisar a la gente con la que una persona puede tener contacto sin conocerla. "Este tipo de tecnologías dan apoyo tanto a la alerta temprana como en la amplitud de contactos a los que se puede avisar", asegura Troncoso.
Sin embargo, el DP-3T no es una aplicación. Un protocolo se encarga de gestionar qué información se intercambia y cómo se utiliza. Por otro lado las "apps" forman parte del sistema de rastreo de contactos puesto en marcha por los gobiernos.Este sistemas es el que intercambia la información y la utiliza con esta finalidad. "Nuestro protocolo utiliza el "bluetooth" y se basa en un sistema descentralizado para garantizar la privacidad", asegura Troncoso.
El protocolo DP-3T, desarrollado por el equipo europeo liderado por la ingeniera viguesa, forma parte de un trabajo mucho más amplio, acompañado por numerosos estudios que inspiraron a los gigantes de la tecnología, Apple y Google, a apostar por en este sistema a la hora de facilitar el rastreo de contactos en sus teléfonos, señala Troncoso.
Además, la aplicación desarrollada por el Gobierno español, que ya se está probando en Canarias durante el mes de julio, utiliza el protocolo creado por el equipo de Carmela Troncoso como base, permitiendo el rastreo de contactos sin recurrir a enviar la localización de los teléfonos móviles. 

"La mejor manera de guardar un secreto siempre es no contarlo"

n n n El equipo que dirige Carmela Troncoso apuesta por el "bluetooth" como la mejor tecnología para desarrollar aplicaciones de rastreo de contactos contra el coronavirus que respeten la privacidad de los usuarios.
¿Por qué apostaron por este sistema?
El objetivo es avisar a gente que haya estado expuesta al virus. Una de las primeras ideas que se propuso es usar la localización, algo que se propuso en muchas aplicaciones que aparecieron en Asia al principio.
Pero la localización tiene tres problemas, el primero es que no es lo suficientemente precisa. El segundo es que este sistema funciona todavía peor en espacios cerrados, y sabemos que esta enfermedad se transmite mucho más dentro que fuera. El tercer problema es que la localización es extremadamente invasiva desde el punto de vista de la privacidad.
De ahí viene nuestra idea de utilizar el "bluetooth" como medio para detectar proximidad. No queremos saber donde está la gente o qué es lo que hace, solo si está medianamente cerca o no de alguien que podría tener el virus.
Para evitar que el "bluetooth" también se utilice como una herramienta de vigilancia entran en juego estos protocolos. La idea es que a través del "bluetooth" se emitan una serie de números aleatorios. Había dos opciones, en una los números los crea el teléfono y en la otra los crea un servidor y los envía a los teléfonos. Nosotros elegimos el primer método porque de esta manera si tú nunca has dado positivo, el sistema ni siquiera sabe que existes.
¿Este sistema puede garantizar la privacidad aunque participen los gobiernos y las compañías tecnológicas?
Los gobiernos en general controlan el servidor, que no tiene ninguna información relevante. Los teléfonos de Google y Apple generan las claves pero por lo que sabemos no hay ninguna información que abandone el teléfono para ir al servidor, todo vive en la casa de Google y Apple. Aunque lo que estas empresas decidan dentro de unos meses no lo sabemos, a día de hoy no parece que en su modelo de negocio hacer ese cambio sea beneficioso. 
¿Qué riesgos puede suponer una tecnología de rastreo que no respete la privacidad?
En un sistema centralizado el servidor podría relacionar los teléfonos con las claves emitidas, con lo cual tendría mucha más información sobre las interacciones, que ahora mismo podemos discutir si Google y Apple la tienen, que no lo creo, pero desde luego los gobiernos no la tienen.
Sabemos que en el pasado este tipo de información se utilizó de manera política, podemos confiar mucho en los gobiernos actuales o no, pero tampoco sabemos cuales van a ser los gobiernos que vamos a tener dentro de unos años. Por esta razón apostamos por un sistema de privacidad por diseño, que consiste en que la tecnología está construida para eliminar todo riesgo, frente a la privacidad por confianza, que consiste en esperar que otros guarden la información que has dado. La mejor manera de guardar un secreto siempre es no contarlo. n

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