“Estaba obsesionado, decía que era una diosa”

 Compañeros de trabajo y amigos del acusado declararon ayer que estaba “obsesionado” con Ana, de la que estaba enamorado y a la que consideraba una “diosa”. “Siempre hablaba bien de ella, que era la mujer perfecta, la mujer diez”, afirmó una de sus compañeras con la que tenía años de amistad. “A mí ella no me gustaba  y le aconsejaba que la dejara todos los días”, explicó y añadió que “aseguraba que Samuel no la trataba bien que sólo pensaba en la consola y el fútbol, que no la quería”.
También relató que vivían una relación “intermitente” y que pese a haber roto, “había encuentros entre ellos, él me lo contaba”. El día de la cena, de madrugada “le envié un mensaje pero ya no me contestó”.  Reconoció que cuando se enteró de lo ocurrido temió por su amigo porque “tenía todas las papeletas”.
El marido de esta testigo y también amigo de César fue más rotundo en calificar de “obsesión” lo que el acusado sentía por la víctima. Afirmó que el día de la cena, le vio en una mesa cabizbajo y se acercó a hablar con él “me dijo que seguía pensando en ella, que estaba enamorado y que el vestido que Ana llevaba esa noche, se lo había regalado él”. Este compañero ratificó que fue él el que le habló de una aplicación que permite saber con quién está conectado un contacto y que le consta que la instaló y la utilizó.
Por su parte, un amigo del instituto, que no conocía a Ana, sólo por fotografías, también coincidió en la mencionada obsesión de César con la joven, “siempre que estaba conmigo no paraba de ver el estado de ella en whatsapp, si estaba conectada... La seguía, estaba muy pendiente de ella”. Afirmó que “cuando me contó que no la había dejado salir con el coche, le advertí de que se dejara de líos que un día iba a acabar en el calabozo”.