nnn Gonzalo Giner presentó para los medios de Vigo “La bruma verde”, con la que ganó el Premio Lara. Madrileño de nacimiento, trabajó en el rural gallego como veterinario, por lo que admite tener un vínculo especial con Galicia. Así la protagonista occidental de su novela, Lola Freixido, es gallega. Giner ambientó en la selva del Congo esta historia llena de compromiso, pero también de acción de la que habló para los lectores de Atlántico.
¿Cómo surge este proyecto?
La culpa es de una gallega, Rebeca Atencia (Ferrol, 1977), que dirige el centro de rehabilitación de Chimpancés de Tchimpouga. La conocí hace tres años en Madrid, cuando le iban a entregar un premio. Le propuse hacer algo novelado sobre su espectacular trayectoria, pero me pidió que lo aplazase, aún así me quedé fascinado con África. Dejé la novela histórica y me embarqué en esta. Estuve en Tanzania y quedé enamorado del país, sus colores, sus olores. Me apasiona.
Las descripciones de la selva son muy precisas, ¿viajó hasta allí?
Durante la fase de documentación contacté con los dos veterinarios el centro de rehabilitación de primates que son los dos españoles. Tenía la intención de concretar con ellos el viaje, pero me lo quitaron de la cabeza. Me dijeron que era una zona muy violenta. Me quedé con las ganas e iré seguro.
En “La bruma verde” recoge esa peligrosidad. ¿Le preocupa la seguridad de estos colaboradores?
Me preocupa mucho. La novela es un homenaje a los cooperantes, el último ejército de la Tierra. La zona donde localizó los hechos están a más de 2.000 kilómetros del centro de rehabilitación de Rebeca Atencia. Pero es cierto que lo peor de la sociedad está presente dentro del lugar con mayor biodiversidad. Allí nacen los chimpancés, que como animales tienen facetas que comparten con nosotros; en contrapartida en esta historia aparecen humanos muy violentos, muchos más que los propios animales.
Como en sus anteriores libros, la presencia animal es importante. ¿Qué conocía de los primates?
Me asesoraron en el centro de rehabilitación y me documenté por distintas vías Además antes de presentarla al Premio Lara se la di a leer a Rebeca. Me dijo que la encontraba una novela preciosa y algo que me gustó mucho, que era un canto al conservacionismo. Eso es por lo que están luchando, por preservar el entorno selvático.
¿El Congo tiene solución?
No tiene una solución fácil. Hay que ayudarlo porque ha pasado por momentos terribles en su pasado. Le tocó en sorteo al rey de Bélgica, que fue un genocida que asesinó a más de siete millones de personas. Tuvo dos dictaduras y ahora una democracia que no llega a todo. Necesita la cooperación internacional con la presencia de la ONU.
¿Es una novela ecologista?
Es sobre todo una novela de aventuras, trepidante que tiene por debajo un mensaje positivo. El que todos podemos hacer algo que mejore la situación. Hay muchas formas de ayudar.
¿Cómo es vivir el Congo?
Hay una gran diferencia entre el mundo urbano y el rural. La mayoría pertenece a la sociedad agrícola. También hay esclavitud en las minas del coltán. Es una vida muy compleja.n
¿Cómo surge este proyecto?
La culpa es de una gallega, Rebeca Atencia (Ferrol, 1977), que dirige el centro de rehabilitación de Chimpancés de Tchimpouga. La conocí hace tres años en Madrid, cuando le iban a entregar un premio. Le propuse hacer algo novelado sobre su espectacular trayectoria, pero me pidió que lo aplazase, aún así me quedé fascinado con África. Dejé la novela histórica y me embarqué en esta. Estuve en Tanzania y quedé enamorado del país, sus colores, sus olores. Me apasiona.
Las descripciones de la selva son muy precisas, ¿viajó hasta allí?
Durante la fase de documentación contacté con los dos veterinarios el centro de rehabilitación de primates que son los dos españoles. Tenía la intención de concretar con ellos el viaje, pero me lo quitaron de la cabeza. Me dijeron que era una zona muy violenta. Me quedé con las ganas e iré seguro.
En “La bruma verde” recoge esa peligrosidad. ¿Le preocupa la seguridad de estos colaboradores?
Me preocupa mucho. La novela es un homenaje a los cooperantes, el último ejército de la Tierra. La zona donde localizó los hechos están a más de 2.000 kilómetros del centro de rehabilitación de Rebeca Atencia. Pero es cierto que lo peor de la sociedad está presente dentro del lugar con mayor biodiversidad. Allí nacen los chimpancés, que como animales tienen facetas que comparten con nosotros; en contrapartida en esta historia aparecen humanos muy violentos, muchos más que los propios animales.
Como en sus anteriores libros, la presencia animal es importante. ¿Qué conocía de los primates?
Me asesoraron en el centro de rehabilitación y me documenté por distintas vías Además antes de presentarla al Premio Lara se la di a leer a Rebeca. Me dijo que la encontraba una novela preciosa y algo que me gustó mucho, que era un canto al conservacionismo. Eso es por lo que están luchando, por preservar el entorno selvático.
¿El Congo tiene solución?
No tiene una solución fácil. Hay que ayudarlo porque ha pasado por momentos terribles en su pasado. Le tocó en sorteo al rey de Bélgica, que fue un genocida que asesinó a más de siete millones de personas. Tuvo dos dictaduras y ahora una democracia que no llega a todo. Necesita la cooperación internacional con la presencia de la ONU.
¿Es una novela ecologista?
Es sobre todo una novela de aventuras, trepidante que tiene por debajo un mensaje positivo. El que todos podemos hacer algo que mejore la situación. Hay muchas formas de ayudar.
¿Cómo es vivir el Congo?
Hay una gran diferencia entre el mundo urbano y el rural. La mayoría pertenece a la sociedad agrícola. También hay esclavitud en las minas del coltán. Es una vida muy compleja.n
