El Hospital Álvaro Cunqueiro es testigo de los cambios sociales de los últimos años que tienen que ver con el retraso en la edad de la maternidad. En este momento casi una de cada cinco mujeres embarazadas que atienden en el área de Vigo sobrepasan los 40 años y esto puede suponer un factor de riesgo tanto para la madre como para el feto.
Hace más de una década la maternidad viguesa veía pocos casos de mujeres de edades avanzadas y mucho menos a partir de los 45, pero las cosas han cambiado. Ahora representan un volumen importante y por eso desde 2015 aplican un protocolo específico por el que les proponen la inducción del parto en la semana 39 de gestación, una medida que es voluntaria y que han podido demostrar que además de reducir riesgos no aumenta el volumen de cesáreas. La mayoría de lsa gestantes aceptan y los resultados están siendo buenos. Esto afirma la especialista en Ginecología y Obstetricia del Cunqueiro, Elena Marín, que realizó su tesis doctoral sobre los beneficios de la inducción en estas edades.
Su tesis recogió datos desde 2012, cuando los partos de mujeres mayores de 40 representaban el 6,3% del total, hasta el año 2017, cuando se elevaba ya al 10,2%. Con las cifras del Instituto Galego de Estadística se sabe que este año las embarazadas de edad avanzada se aproximan al 20% .
Preguntada por las posibles causas, explica que hay varios factores detrás de esta tendencia. El acceso de la mujer al mundo laboral y su deseo de alcanzar objetivos que implican más tiempo, la dificultad para conciliar la vida familiar, el acceso a la anticoncepción y el avance “gigantesco” de las técnicas de reproducción asistida provocaron el retraso de la maternidad. “Formar una familia como objetivo principal de las mujeres es algo que ya no existe”.
Vigo creó el primer protocolo para el parto a estas edades
El Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo fue el primero en aplicar un protocolo específico para las gestantes de 40 años o más, aunque ahora ya hay otros servicios que lo hacen en Galicia y en el conjunto de España. Este paso se dio para evitar riesgos y una vez que se comprobó que provocar o inducir el parto no aumentaba la tasa de parto por cesárea, como se pensaba inicialmente. “Si la inducción se hace bien y se maneja de forma progresiva no tiene por qué terminar en cesárea, no hay mayor riesgo. Nosotros los aplicamos en nuestro estudio y observamos que era así: en pacientes inducidas por edad materna no aumentaba la tasa de cesárea, incluso al revés, en determinados grupos era menor”, subraya la doctora.
¿Cómo funciona el protocolo? El servicio explica esta posibilidad a las embarazadas, que son las que toman la decisión. Les proponen inducir el parto a partir de la semana 39 o la 40 en lugar de esperar a la 41. La mayoría aceptan, en parte también porque el último tramo del embarazo es el más pesado o porque es su primer hijo y no quieren correr riesgos. Las que dan este paso acuden en la semana 38 a una consulta, conocida como “los cintos”, en la que se hace un registro cardiotocográfico, de la dinámica y la frecuencia cardiaca fetal. Luego pasan a una consulta con una ginecóloga que comprueba que está todo bien mediante una ecografía. La cita y las pruebas se repiten en la semana 39 que es cuando se fija ya el día de ingreso para llevar a cabo la inducción. El protocolo se aplica desde 2015, coincidiendo con la apertura del Cunqueiro.
Los expertos consideran que en la semana 37 se considera ya un embarazo a término, mientras que antes de esa etapa es prematuro. Por otro lado, está comprobado que el riesgo aumenta a partir de la semana 41 en las mujeres de edad avanzada.
“Bajó el número de partos, pero ahora son más complicados”
Elena Marín explica que cuando comenzó su formación como especialista en Obstetricia y Ginecología en el año 2013 ya había publicaciones científicas que advertían del riesgo en el caso de las mujeres de más edad. Entonces se publicó un macroestudio de Estados Unidos realizado en cinco millones de embarazadas, que analizaba las causas de muerte fetal intraútero y que señalaba que el riesgo aumentaba en mujeres de más de 40 años.
¿Han notado mucho el cambio de tendencia?
Hemos visto que bajó el número de partos y que ahora son más complicados, vemos más patología, y esto tiene que ver con el hecho de que aumenta el número de mujeres de más edad.
¿Cuál es la diferencia entre tener hijos a los 40 y a los 25 años? ¿Cuál es el riesgo?
Los principales factores de riesgo asociados a la edad son el aborto espontáneo, la pérdida gestacional en el primer trimestre, porque la calidad del ovocito disminuye según aumenta la edad. A partir de los 40 y sobre todo los 45 hay más probabilidades de aborto. Luego puede haber anomalías cromosómicas: la división celular es un mecanismo complicado y a los ovocitos les cuesta más según pasan los años y puede dar lugar a fallos genéticos, por ejemplo el síndrome de Down. También existe mayor riesgo de patología en la placenta, que se desprenda o que sea placenta previa, hay más riesgo de que aparezca diabetes en el embarazo, trastornos hipertensivos (preclampsia, hipertensión). Todo eso complica el embarazo y esas patologías a veces aparecen muy pronto en el curso del embarazo, lo que implica que el bebé sea prematuro. De todas maneras en el estudio se vio que la edad avanzad no es un pactor de riesgo para tener un parto prematuro, pero sí por las patologías que pueden aparecer. Esa es la diferencia con una mujer de 20 años, la división celular, la implantación y el desarrollo intraútero, el cuerpo lo maneja peor.
