El autor del crimen de Baiona no sabe dónde tiró el arma

La imagen del detenido, en su primer traslado al hospital desde juzgados.
photo_camera La imagen del detenido, en su primer traslado al hospital desde juzgados.
Ángel Rodríguez agotó el plazo dado por la jueza para apuntar el lugar exacto donde se deshizo del hacha con el que atacó a su ex

La infructuosa búsqueda de la Guardia Civil del hacha con el supuestamente Ángel Rodríguez atacó mortalmente a su exmujer a la puerta de su vivienda en Baiona en febrero pasado llevó al juzgado a dar un plazo para que explicara el punto exacto dónde lo había tirado tras el crimen.

El lugar en el que supuestamente se habría deshecho del arma, en Tomiño, es una zona demasiado amplia y frondosa de ahí que se le solicitara al detenido que fuera más concreto. Sin embargo, fuentes letradas confirmaron que el investigado no recordaba el punto exacto por lo que ahora se está a la espera de una nueva decisión judicial que podría determinar si se realiza una reconstrucción con el autor confeso y la Guardia Civil para recorrer los pasos dados aquella tarde tras el crimen. 

 

 

Mientras, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer llevó a cabo ayer el interrogatorio de un agente de la Policía Nacional y hoy lo harán dos agentes del Instituto Armado. Hay que recordar que Ángel Rodríguez huyó de Baiona en su vehículo después de acabar con la vida de su mujer, delante de sus dos hijos pequeños, y circuló con su coche hasta llegar de mañana hasta Ourense. Allí, aparcó frente a la Comisaría de Policía y accedió a las dependencias.

Sin hablar, dejó las llaves del coche sobre el mostrador y se sentó. Su actitud levantó sospechas de los agentes que pudieron comprobar después que era la persona buscada por un posible crimen machista en Baiona. Fue trasladado inicialmente al hospital y después, ya detenido, remitido a las dependencias de la Guardia Civil de Pontevedra. Durante varios días fingió, según los forenses, un estado catatónico para eludir declarar ante el juzgado. Así, estuvo sin articular palabra y sin apenas moverse hasta su ingreso en prisión.

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