Sentirse como en casa aunque se encuentren a miles de kilómetros y sanar un poco la morriña. Así lo vivieron los afganos e iraníes, vecinos de Vigo, que ayer celebraron el año nuevo persa, “Nowruz”, que coincide con el inicio de la primavera. “Nos gusta reunirnos con las familias y los amigos e ir de picnic, cada uno trae comida y hacemos una decoración especial; entre los platos el más popular es el ‘aftsen’, que significa ‘siete frutas con s”, explica Suhail Noori, aclarando que los ingredientes que forman el plato comienzan por s en persa como ajo o manzana.
La mayoría de los musulmanes no bebe alcohol, por lo que la opción más demandada fue yogur líquido (doogh). “Una semana antes de la fiesta hacemos una limpieza general a la casa, estrenamos ropa, bailamos y los niños juegan”. Es una celebración importante en la sociedad persa que el año pasado reunió a cien familias en Madrid.
Noori acudió con su mujer y sus cuatro hijos. Llevan dos años en Vigo. Trabajador del Gobierno de España en Afganistán, tuvo que huir cuando los talibanes llegaron al poder. Asegura ser un afortunado porque muchos de sus hermanos pudieron también salir del país, donde afirma “la situación es horrible, muy difícil, sobre todo para las mujeres”. Llegaron sin saber una palabra de castellano y ahora afirma que se sienten completamente integrados en la sociedad. Su historia es similar a la de muchos de los asistentes al encuentro que emigraron en busca de seguridad y libertad. En la ciudad están censadas diez familias afganas y tres iraníes que ayer participaron en la organización de la fiesta.
Además de en persa también se escucharon conversaciones en árabe y en castellano. Acudieron invitados locales, ya que con la actividad quieren dar a conocer su cultura, que en este caso es común a otros países asiáticos. “En Afganistán no celebramos el fin de año, en Irán sí lo despiden el miércoles anterior al Nowruz, es una celebración muy vistosa con fuegos artificiales”.
