Aquella actividad cultural de otro tiempo en el Círculo Mercantil

Aula cultural 1994.
photo_camera Aula cultural 1994.

Cuando paso por la calle del Príncipe echo de menos a las personas mayores sentadas en las terrazas del Círculo Mercantil, o la actividad del interior, o la intensa vida social y cultural que se desarrolló en sus salones. De entra todas ellas, hay una que añoro especialmente de menos, aquel convenio de cooperación cultural entre el Mercantil y la Asociación de la Prensa que firmaran en su día aquellos dos vigorosos presidentes de ambas entidades que fueron Gonzalo Rey Alar y Camilo Veiga Prado. En estas dos entidades, Medallas de Oro de la ciudad ambas, se llevaron a cabo durante años unos recordados “Ciclos de Temas Actuales”, a través de los cuales conferenciantes ilustres y mesas redondas diversas constituyeron destacados factores de animación sociocultural de la ciudad a lo largo de los sesenta y setenta. En 1994, ambas entidades reactivamos aquel viejo convenio, pero la suerte de ambas no permitió que llegaran a perpetuarse.

En aquellos ya lejanos años, se celebraron una serie de debates que creo que deberían volver a plantearse en nuestros días. Recuerdo especialmente el que se ocupó del tema "La ciudad con el puerto, ¿el puerto con la ciudad?” en el que intervinieron el delegado del Estado en la Zona Franca, Francisco López Peña; el concejal Ramón Cortegoso, asesor de la Federación de Usuarios del Puerto de Vigo; Antonio Montero Carro, director de investigación y desarrollo de Zeltia; Reinaldo Iglesias, gerente de la Sociedad Cooperativa de Armadores del Puerto de Vigo y Jesús Bahillo ex diputado y ponente de la Ley de Costas. Entonces quedó de manifiesto que existía entonces cierta distancia entre la gestión del puerto y los intereses de la ciudad y que el exceso de la burocracia era un factor negativo en esas relaciones. Creo que es un tema sobre el que se debería volver. Los usuarios demandaron que el puerto fuera transferido a la Xunta de Galicia y que, en todo caso, su gestión se profesionalice con criterios y mentalidad empresarial. Fue un debate memorable que nunca más se ha repetido.

De aquellos ciclos se recuerda especialmente en personaje ya desaparecido, pero de enorme impronta en la historia de Vigo: el profesor doctor José Gómez Posada Curros, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Vigo y abogado, con la conferencia titulada “Recuerdos y Memorias, Vigo y Santiago en este siglo". Ante un salón regio a rebosar, el doctor Posada desgranó anécdotas y vivencias, sucedidos y hechos del pasado siglo de los que, en muchas ocasiones fue testigo. Orador de amena palabra, es hombre de profundos saberes y memoria, estaba en posesión de la práctica totalidad de las distinciones civiles que España otorgaba a sus ilustres hijos. Hombre ecuménico, en el sentido de que en el abanico de sus amigos uno podía hallarse con extremos tan opuestos como el ex general Alfonso Armada o el profesor Luis Méndez Ferrín, que le tenía especial aprecio. Otro día volveremos a recordarlo.

Una de las sesiones de mayor interés en aquellos lejanos días de 1994, fue el que se centró en la “Defensa de España”. Hablamos da la primavera de hace 29 años. Estos recuerdos evocan a otro gran vigués desaparecido, entonces presidente de la entidad, que era José María García Picher. En aquella sesión nos enteramos de los enormes esfuerzos que hacía España para su efectiva presencia en las primeras misiones internacionales de paz en las que se estrenaba, en lo que fuera la antigua Yugoslavia. Se destacó entonces que el nuevo ejército español respondía no sólo a la misión institucional que le asigna la Constitución, sino que era sobre todo una fuerza de paz al servicio de la comunidad internacional. Intervinieron expertos en la materia de enorme categoría y experiencia.

Creo que el formato de aquellos ciclos, en forma de coloquios y exposiciones ante el público al que se brindaba la ocasión de intervenir, merecerían ser recuperados en cuanto a su carácter abierto. La sociedad viguesa que llenaba el salón regio del Mercantil era la mejor prueba del éxito de aquellas sesiones y de los servicios que prestaron a esta ciudad. Insisto, las recordamos y añoramos.

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