Las principales playas de Nigrán, Panxón y América, aparecieron teñidas de verde y negro con restos abundantes y visibles de lo que aparentemente parecía gasoil, el “sentinazo” de un buque de los miles que atraviesan la costa gallega a diario, algo que se repite con cierta frecuencia. Suficiente para encender la alarma entre los vecinos. Sin embargo, el Concello de Nigrán no puso en marcha ninguna acción para eliminar la contaminación que se acumulaba en la orilla, al contrario de las operaciones puestas en marcha para recoger pélets, organizadas todas ellas desde el consistorio o con su apoyo expreso y de forma continuada varias jornadas, con amplio despliegue mediático.
Lo cierto es que ayer por la mañana, los vecinos de Nigrán pudieron comprobar la situación, incluyendo un grupo de mujeres que se encontraba buscando entre la arena bolitas del contenedor perdido frente a Portugal, así como también personal de la empresa pública Seaga, en este caso de la Xunta. Todas se quejaron ante un problema que se repite y la falta de respuesta por parte del ayuntamiento. Paradójicamente, contrasta con la agilidad mostrada desde la alcaldía de Nigrán para poner en marcha campañas con voluntarios para limpiar los arenales de los plásticos que llegaron especialmente durante la pasada semana a la costa. En ese caso, el alcalde Juan González se puso al frente del operativo con rapidez, incluso participando en primera persona en las acciones en la playa de Patos. Pero nada sobre la situación de suciedad en las playas, mucho más visible.
Sí se movilizó, en cambio, la Autoridad Portuaria, que puso en marcha una investigación para conocer el alcance de lo ocurrido, mediante la recogida de muestras en la orilla de cara a esclarecer el origen de lo aparecido. La primera impresión de los técnicos de medio ambiente es que se trataba de un subproducto acumulado por la descomposición de algas mezclado con otros restos en el mar, por lo que se descartaría el “sentinazo”. No obstante, el Puerto vigués encargó un análisis pormenorizado para conocer el origen y la posible peligrosidad de lo hallado en la arena, aunque todo apunta a que se trata de restos orgánicos.
