ALUMNOS EXTRANJEROS EN LA UVIGO

Un italiano que ve ‘Fariña’, hace surf y quiere ser investigador

Joaquín Ochoa (Industriales).
   El italiano Giovanni Minolfi (Facultad de Económicas). David Guerra (Industriales).
photo_camera Joaquín Ochoa (Industriales). El italiano Giovanni Minolfi (Facultad de Económicas). David Guerra (Industriales).
Giovanni Minolfi asegura que les gustan las clases porque ponen ejemplos prácticos

Para Giovanni Minolfi lo más fácil es “quedarte con la gente de tu país”. Conocer a erasmus de otra nacionalidad es difícil por el idioma y las diferencias culturales (“no entre italianos, portugueses y españoles, pero sí con gente de Alemania o Suecia”). Y un segundo nivel de dificultad es conocer a los alumnos vigueses, por la lengua y porque no suele haber mucho intercambio con ellos. “No es una regla, pero pasa a menudo. Se puede intentar superar esas barreras. Yo ahora conozco a algunos chicos de Vigo (son abiertos) y puedo entender un poco de gallego”.

A otros les pasa lo mismo. Es el caso de David Guerra y Joaquín Ochoa. “No hay un plan de integración de los estudiantes con los extranjeros, si no fuera por los erasmus no tendríamos tantos amigos”. Por eso valoran especialmente el esfuerzo de la asociaciación ESN Vigo.
 

El italiano Giovanni Minolfi (Facultad de Económicas).  Giovanni Minolfi asegura que les gustan las clases porque ponen ejemplos prácticos 

Giovanni Minolfi viene de la Universidad de Nápoles Federico II. Conocía Barcelona, Madrid, Andalucía y el sur de Portugal y así fue como aprendió español. También lo perfecciona viendo series, entre ellas Fariña, su favorita. Llegó a Galicia en agosto con calor pero luego descubrió un clima más parecido a los países del norte de Europa. Con el frío y la lluvia, él y muchos otros erasmus italianos se enfermaron. Nunca había estado en Galicia y nunca había oído hablar de Vigo. “De Santiago sí por el turismo religioso”. De la ciudad lo que más le gustó es “la cercanía  a muchos lugares interesantes”. Menciona unos cuantos, como la playa de Patos. “Estoy empezando a hacer surf, es una cosa que no puedes hacer en Italia porque en el Mediterráneo no hay olas suficientes”. Destaca la posibilidad de hacer senderismo y de visitar lugares históricos. Estuvo ya en Pontevedra, Fisterra y en las Cíes donde subió al Faro.
Preguntado por la fiesta, dice que es similar en Italia y que le encanta la posibilidad de tomar algo en la calle, pero la diferencia son los horarios y es algo a lo que le costó acostumbrarse. “Aquí todo empieza y termina tres horas más tarde, pero las clases son a las 9 de la mañana como en Italia”.
De la comida lo que más le gusta son los pescados y los compra en el mercado de O Calvario. Probó también el pulpo a la gallega y el bacalao en restaurantes.
Estudia Económicas y en el futuro se quiere dedicar a la investigación. Valora que en las clases como por ejemplo en la de Economía Pública con Olga Alonso no se limiten a la teoría sino que empiezan por casos prácticos reales.
Preguntado por el campus, señala que está muy bien organizado y que el suyo en Italia también es periférico pero rodeado por edificios y no como en Vigo rodeado por “un paisaje increíble, con mucho espacio para el deporte y para comer, y con una arquitectura que combina madera, vidrio y hierro”.
 

David Guerra (Industriales). “Las calles son seguras y hay muchos sitios para ir en bici”

 David Guerra eligió Vigo porque una compañera de Universidad se lo recomendó. “Es muy similar a mi ciudad, la Serena, con montaña, mar y la misma pendiente”. Otra razón es que vio que era un buen lugar para andar en bici. Se la trajo de Chile y estos días competía en Portugal en una prueba de enduro con un grupo de amigos ciclistas que hizo en Moaña. Está en Industriales y asegura que en Chile el nivel también es  alto. “ Aquí apelan a la madurez propia. Si uno quiere va a clase, si uno quiere elige la evaluación continua o no. Al fin y al cabo uno tiene que pagar las cuentas al final”. De los profesores destaca que “tienen mucha experiencia y ponen ejemplos reales”. Cuando termine la carrera le gustaría sacar el mayor provecho al negocio familiar (sector de la construcción) pero quiere también crear algo propio y buscar nuevos horizontes en otros países “para sentirme realizado y saber que valió la pena estudiar, porque es fácil llegar a algo donde ya se hizo un esfuerzo en el inicio ”. David cuenta que llegó desde Madrid en blablacar con su madre, la bici y las maletas y que les dejaron en Redondela. “Por suerte pude llamar a Luis, mi buddy, me ayudó desde el minuto cero”. Asegura que se siente muy cómodo por las calles de Vigo, que son  para él seguras, y reconoce que al principio la gente de la ciudad le pareció un poco áspera, “dicen que cuesta pero que si haces amigos es para toda la vida”. En cambio, su conexión con ciclistas de Moaña y de Redondela fue instantánea porque “son muy acogedores”. Vivió con tristeza los disturbios en su país. “La primera muerte pasó en mi ciudad, mi novia trabaja a cien metros de donde mataron a un chico y me contaba que estaba oyendo balazos”.  De la comida le pareció “interesante el pulpo negro” aunque al principio su aspecto invitaba a comer con los ojos cerrados.

Joaquín Ochoa (Industriales). “Me encanta que el campus esté metido en la naturaleza”

 Joaquín viene de Concepción, una ciudad con puerto y con un clima parecido a Vigo. En Chile estudia Ingeniería de Carreteras. En España se fija en la arquitectura y la construcción. “Aquí todo son edificios, nosotros tenemos casas y recién están empezando a construir edificios. Me llama mucho la atención como remodelan las casas, como hacen nuevas fachadas, el uso de la tecnología y como se preocupan más por el interior que por el exterior, en Valencia es al revés, todo es por fuera y por dentro importa menos”. En el futuro entrará en la empresa familiar de construcción y montaje industrial, pero antes quiere hacer un máster posiblemente en Barcelona porque en Vigo no hay lo que busca.  Le gusta el sistema que funciona en España, de grado y el máster que te dirige a lo que te vas a dedicar. De Vigo le gusta el monte de O Castro porque “está cerca de nuestra casa y podemos salir a trotar y a hacer ejercicio”, pero su lugar favorito son las Islas Cíes, “un paraíso al lado de la ciudad, imposible no ir”. También menciona el parque de Castrelos (“está muy bien cuidado”) y en general los alededores de la ciudad con muchas zonas verdes donde “uno puede escapar de la ciudad”. Preguntado por las fiestas, asegura que son similares a las de su país pero que “nuestros bailes son distintos y la atmósfera también. Nosotros somo más de piel, nos gusta abrazarnos, saltar, y aquí es como que hay que mantener su espacio personal, no puedes traspasar los límites del otro. Nosotros lo respetamos pero entre los latinos es otro tipo de fiesta aquí mismo, hay diferencias culturales”. En cuanto al campus, destaca que está muy bien conectado con la ciudad. “Hay autobuses a todas horas y además el bus pasa por todo el campus, que es gigante. Me encanta que esté metido entre la naturaleza, le da un plus”, señala.n
 

Te puede interesar