Eduardo Méndez, descubridor del Homo Erectus más antiguo: "El hallazgo sitúa a la UVigo en el top mundial"

El nigranés Eduardo Méndez, en el laboratorio.
photo_camera El nigranés Eduardo Méndez, en el laboratorio.
El nigranés Eduardo Méndez es arqueólogo y profesor de la Universidad de Vigo y lidera la investigación internacional que cambia la cronología conocida de la evolución humana

El Homo Erectus las pasó canutas: se desarrolló en el clima frío y duro del altiplano etíope y no en el cálido Rift, como se creía hasta ahora. Un arqueólogo de la Universidad de Vigo, Eduardo Méndez (Nigrán, 1982), lidera la investigación internacional -junto a Margherita Mussi de La Sapienza de Roma- que cambia la cronología conocida de la evolución humana. La especie no solo se desarrolló en otro entorno, sino que apareció mucho antes: la última tecnología y décadas de estudio permitieron concluir que el Homo Erectus emergió hace dos millones de años.

Una mandíbula infantil encontrada en un yacimiento africano en el 1981 -Méndez ni siquiera había nacido- fue el inicio de un periplo que terminó con éxito con la publicación de un artículo científico en la prestigiosa revista Science. Lo firma un gallego que desde que visitó de niño el museo de Historia de Castrelos soñó con dedicarse a la arqueología. El investigador del Grupo de Arqueoloxía, Antigüidade e Territorio acaba de aupar a la ciencia de la UVigo y a la investigación hecha en España a la vanguardia mundial. Recuerda que la carrera de investigador no es de fondo, “sino de ultrafondo”. No está estabilizado y en mayo podría irse al paro. 

Enhorabuena, el hallazgo no es cosa menor. 

Es algo potente, por lo que contamos y por dónde sale. En la revista Science, la tasa de éxito de artículos que se publican con respecto a lo que se envía es de un 6%. 

Science es la referencia mundial, ¿no?

Está Science y Nature. No hay nada parecido de impacto y difusión. Lo siguiente creo que es el Nobel (se ríe).

¿Cómo cambia las cosas salir en la revista? Ganará puntos como investigador.

Puedes estar publicando en revistas especializadas, pero da la impresión de que hasta que no eres capaz de publicar un artículo en revistas como esta, no se te reconoce. Y eso sobre todo te reconoce internacionalmente, pero también en casa. Hay mucha gente con carreras científicas hiperbrillantes y nunca han sido capaces de publicar en una revista así.

¿Lidiar con la frustración va en el trabajo de investigador?

Sí. Y además, el proceso de ese tipo de revistas es muy complicado. Llevamos más de un año, hemos tenido que pasar muchos filtros de revisión potentes, con tres investigadores diferentes. El proceso es muy costoso, en todos los sentidos.

El hallazgo cambia la cronología conocida de la evolución humana. ¿Por qué?

El resto de Homo Erectus identificado no pasaba de 1,8 millones de años. Los restos siempre aparecían en el fondo del Rift, en condiciones cálidas y benignas. Ahora documentamos este primer resto fuera del Rift, en el altiplano, donde hace frío. La especie se desarrolló donde no se pensaba y en una cronología que no se pensaba. Se desarrolló primero en el altiplano etíope, en condiciones más duras, y a partir de ahí, se expande. También es relevante el hallazgo porque todo el proceso gordo de la evolución humana se desarrolla en África. Con esto, sacamos el foco de que todos los procesos de evolución humana a nivel mundial se hayan dado en el fondo del Rift y pasamos a ubicarlos en otra zona geográfica que no estaba contemplada.  Estos humanos se desarrollaron en climas diferentes de los que pensábamos y ese ambiente fue propicio para que los humanos dieran el salto y pudieran salir de África con éxito.

¿Cómo aparecieron los restos?

Esta es una investigación larga. La mandíbula aparece en 1981, durante la excavación. Es de una niña, Garba, que tenía fuera de la mandíbula los dientes de leche. Los dientes no son diagnósticos para asumir de qué especie era. No se sabía si era Erectus. Hace poco se consiguió exportar la mandíbula a Europa, la sacamos de Etiopía y se llevó a un escáner potente en Francia. Pudimos escanear la mandíbula internamente, donde están los dientes definitivos. A partir de la morfología podemos concretar que es Homo Erectus. Eso se consiguió hace tres o cuatro años. El siguiente paso fue fechar bien la edad de la mandíbula. Había un margen de error de 300.000 años, era impreciso. Hace poco conseguimos precisarlo con tecnología, con los estudios de paleo-magnetismo. En el artículo determinamos que la mandíbula humana era de Erectus y, por otro lado, de qué fecha. Resolvimos el problema.

¿Cuántos años han tardado?

Más o menos, 10 años. 

Es mucho tiempo, pero supongo que merece la pena.

Sí, porque en Europa resolver cuestiones administrativas es más o menos sencillo. En África no. Tardamos cinco años en conseguir autorización para exportar esa mandíbula desde Etiopía. Todo se dilata en el tiempo.

¿Este hallazgo ayudará a captar más fondos para investigación?

La vertiente más positiva de publicar en Science es que a la hora de conseguir fondos se abren muchas puertas. Ahora para investigar hemos tenido dinero, fundamentalmente, de dos fundaciones privadas: PALARQ y Leakey. La Consellería de Educación también.

¿Qué supone para la UVigo y para la investigación del Campus?

Todas las cosas que tienen que ver con la evolución humana eran cosa de universidades americanas, inglesas y algo de los franceses. Nunca ha estado por el medio pintando nada de forma notoria una universidad española. En los últimos años, estamos metidos en el meollo. Antes los apellidos de los investigadores eran anglosajones, ahora empiezan a ser españoles. La UVigo pasa a ser puntera, a estar en el top del mundo en evolución humana y en yacimientos de primer nivel.

¿Qué satisfacción personal le aporta?

Tengo 40 años. Cuando estaba en BUP, me llevaron de visita al museo de Castrelos, con una colección muy interesante del Paleolítico. Y dije: “Quiero dedicarme a esto”. El entorno no era el más halagador para hacer esto, pero pasan los años y a lo que me quería dedicar con 14 años ahora estoy cambiando una idea preconcebida de hace décadas a escala mundial. Ese rollo de perseguir un sueño, aunque pueda parecer de película, al final lo acabas consiguiendo.

Siendo profesor, será un ejemplo también para aquellos a los que también le dijeron que no llegarían lejos con la arqueología.

Creo que sí. Es lo que le digo al alumnado. Si te gusta, vas a ser bueno. Tardarás más o menos.  Yo no estoy estabilizado todavía, soy investigador posdoctoral y en mayo del año que viene me voy a mi casa. Si consigo continuar en la UVigo ya se verá. Yo no estoy estabilizado aún contractualmente con la universidad.

¿Qué más tienen que hacer los investigadores para lograr estabilizarse?

Es un mundo complejo, a veces cuando seleccionas a alguien, hay otros factores más allá de la calidad. Se consigue, pero la carrera de investigación no es de fondo, es de ultrafondo. Tienes que tener aguante y gente que te apoye, saber que en unos meses te quedas en el paro y tienes cosas que pagar, es jodido.

¿Y ahora qué? 

Ahora en la zona de Melta hay otros yacimientos en el mismo rango de edad. Estamos excavando para tener nueva información. Hemos abierto una línea de investigación, conociendo cómo era la relación con la tecnología que hacían antes, porque pasaron de hacer herramientas más elementales a más sofisticadas. Y nos centramos en entender por qué tardan tanto en llegar al Rift.

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