Rosario Livatino, mártir de la mafia, primer juez beatificado

El juez Rosario Livatino.
photo_camera El juez Rosario Livatino.
Asesinado por la banda Cosa Nostra en 1990, el papa alaba su defensa de la legalidad y la libertad
Rosario Livatino tendría hoy 69 años y estaría combatiendo la mafia en alguna fiscalía del sur de Italia como sus famosos coetáneos, pero Cosa Nostra decidió que había que acabar con su vida y sus investigaciones, y lo asesinó el 21 de septiembre de 1990 en Agrigento, en Sicilia. Hoy la Iglesia católica lo beatificó como ejemplo de legalidad e integridad.
El papa Francisco tras el rezo del "Regina Coelli" quiso recordar la figura de Livatino, "mártir de la Justicia y de la fe, en su servicio a la colectividad como un juez integro, que nunca se dejó corromper y que juzgaba no para condenar sino para redimir". "Que sea para todos, y especialmente para los jueces, estímulo para ser defensor de la legalidad y de la libertad", añadió.
La pandemia impidió una beatificación multitudinaria y sólo 200 personas pudieron acudir a la catedral de Agrigento, en Sicilia, para la ceremonia en la que se mostró como reliquia la camisa manchada de sangre, que hasta ahora había sido una de las pruebas en los juicios en Caltanissetta, contra los autores de asesinato.
El "joven juez", como lo conocen en Italia ya que murió a los 26 años, es el primer magistrado de la Historia de la Iglesia que se convierte en beato al haber sido declarado "mártir del odio a la fe", lo que permite ser beatificado sin tener que aprobarse algún milagro por su intercesión.
Ferviente católico, tuvo una breve vida no sólo de honestidad, sino también de ayuda y de intento de recuperación de los mafiosos. Explican que cuando entraban a su oficina, él se levantaba y estrechaba la mano y que incluso fue una vez a la morgue a rezar junto al cadáver de un mafioso asesinado. 
El 21 de septiembre de 1990, como cada mañana, se dirigía al juzgado desde Canicattì, donde vivía con sus padres y mientras atravesaba el viaducto de la carretera estatal 640 se le acercó una moto y un Fiat Punto le cortó el paso. Después de los primeros disparos, intentó escapar hacia el acantilado, pero uno de los asesinos lo alcanzó y lo remato con siete tiros.

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