El papa condena la lacra de los abusos en su autobiografía

El papa Francisco. // E.P.
photo_camera El papa Francisco. // E.P.
En su libro, el pontífice habla de las mujeres, las parejas homosexuales, la teología y sus vivencias 

“Me vienen a la mente los casos descubiertos en los Estados Unidos, en Sudamérica, en Europa del Este, en Irlanda, o incluso en Malta, en España y en Alemania, así como en Italia. La Iglesia debe luchar con todas sus fuerzas contra esta plaga”. Así se pronuncia el papa en su libro de memorias en “La vida. Mi historia en la Historia” (HarperCollins) que se publicará el próximo 20 de marzo.

Francisco revela también que piensa en la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores instituida en el Vaticano. “Así como despachos creados en varias diócesis del mundo por las conferencias episcopales, pueden de algún modo contribuir haciendo algo importante para combatir estos crímenes, recogiendo informes, denunciando a los abusadores, ya sean laicos o religiosos, así como a quien los encubra”, añade.

En el libro, escrito a cuatro manos con el periodista italiano Fabio Marchese Ragona, vaticanista de Mediaset y amigo personal del papa, Francisco también una hace referencia a las mujeres “que cada vez encuentran más espacio y atención en el marco de la Iglesia”.

El pontífice cuenta en primera persona episodios de su vida, entrelazados con los grandes actos de la historia como el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki y entre sus reflexiones más actuales lamenta que algunos medios, sobre todo americanos, publican “invenciones” para crear “descontento en la Iglesia y desorientación en los fieles”. Por ejemplo, se refiere a las informaciones de que pensaba cambiar las reglas, admitiendo a monjas y laicos en la votación para la elección del nuevo papa, “todo esto son fantasías, invenciones”, denuncia.

Francisco también critica en el texto a los que son víctimas de “tentaciones diabólicas” y quieren una Iglesia “dividida, como si hubiera dos aficiones diferentes”, al tiempo que defiende los avances de su legado teológico y eclesial. En este sentido, señala que es “fundamental” abandonar “la rigidez del pasado” y “alejarse de una Iglesia que señala y condena”. 

“Estos comportamientos han hecho que los fieles se alejen. Por eso es importante custodiar y promover la fe acercándonos al pueblo, desprendernos de los encajes, puntillas y oropeles, y concentrarnos en cambio en el mensaje cristiano de misericordia y cercanía”, insiste.

Como se adelantó el pasado jueves, Francisco defiende una vez más la decisión de bendecir a parejas homosexuales, aunque veta su acceso al sacramento del matrimonio. Sin embargo, se muestra a favor de las uniones civiles.

“En este caso, he dicho en más de una ocasión que es justo que estas personas que viven el don del amor puedan tener una cobertura legal, como todo el mundo. Jesús frecuentaba a los marginados y eso es lo que la Iglesia debería hacer”.

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