En la cocina mejor poco aceite de coco

Se recomienda un consumo dietético ocasional de la manteca de coco debido a su contenido elevado en grasas saturadas.
photo_camera Se recomienda un consumo dietético ocasional de la manteca de coco debido a su contenido elevado en grasas saturadas.

Que el aceite de coco no sea un aceite ideal nutricionalmente hablando, no significa que no pueda emplearse con prudencia en la elaboración de platos e incluirse ocasionalmente en una dieta saludable, ahora bien, sería desaconsejable su uso diario como sustituto de aceites vegetales comunes, con menor contenido en ácidos grasos saturados como el aceite de oliva.

La manteca de coco pertenece al grupo de grasas vegetales, obtenidas por distintos procedimientos, de frutas o semillas sanas y limpias. Según la reglamentación técnico-sanitaria española, se define como una grasa para uso comestible de consistencia variable (de sólida a líquida, según la temperatura ambiente) de color blanco marfil, inodora, insípida o de sabor suave a coco característico.

Su composición nutricional y, en consecuencia, su efecto en la salud, es muy diferente al de los aceites vegetales de girasol, maíz, soja, girasol alto oleico, oliva y canola. Por este motivo, no se recomienda utilizarlo para cocinar en lugar de los aceites comestibles comunes.

En particular, el aceite de coco es un alimento fuente de grasas saturadas, junto con los lácteos enteros, la manteca, la crema, el aceite de palma, el cacao, las carnes (de vaca, de cerdo, de cordero y de pollo, más específicamente la piel de pollo).

Las Recomendaciones Dietéticas para la población española actualizadas por la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) indican que las grasas no deberían superar el 30 % de la ingesta calórica total, vigilando la presencia de grasas saturadas.

Se recomienda un consumo diario y preferiblemente en crudo de aceite de oliva virgen, rico en Ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico).

La “Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad” (Estrategia NAOS) aconseja un consumo de pequeñas cantidades de grasa y de alimentos ricos en ella. Eligiendo grasas más saludables como ácidos grasos insaturados omega-9 (aceite de oliva), omega-6 (aceites de girasol y soja) y omega-3 (nueces, aceite de soja y pescado azul).

En este contexto, a la manteca de coco se le considera en el grupo de alimentos a vigilar y tomar con prudencia, junto con otros productos como natas, mantecas, mayonesas, etc.

Por otro lado, el aceite de coco contiene muy poca cantidad de ácidos grasos mono y poliinsaturados y, dentro de estos últimos, no contiene ácidos grasos omega-3 (que inhiben la adhesión de las plaquetas y disminuyen el riesgo cardiovascular).

Además, esta manteca aporta una menor cantidad de vitaminas y minerales, a diferencia de los aceites que son fuente de vitamina E.

Por todas estas razones no es recomendable reemplazar a los aceites comestibles por la manteca de coco y, para quienes deseen utilizarlo, se aconseja que lo hagan de manera ocasional y con moderación.

Envíe sus dudas a:

[email protected]

Te puede interesar