El Veszpren húngaro cumplió ayer los pronósticos y se impuso con claridad al Naturhouse La Rioja (23-31) en el partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en Logroño.
El equipo riojano se había planteado el choque como una fiesta, dado que es la primera vez en su historia que se mete entre los 16 mejores equipos de Europa, pero tuvo muy poco tiempo para celebraciones ante un rival que presentó su candidatura a jugar la final a cuatro con un balonmano efectivo, rápido y con muchas variantes de ataque.
El Veszprem aprovechó su efectividad en el inicio del choque para tomar el mando e impedir cualquier reacción de los riojanos. Su técnico, Antonio Carlos Ortega, demostró conocer el momento por el que pasa el Naturhouse y sus problemas para defender por el centro y dio mucha responsabilidad al pivote croata Renato Sulic. Después, le pasó el testigo a Chema Rodríguez, que "manejó" a su equipo con calidad para alcanzar el descanso con una ventaja importante (10-15).
El Naturhouse tuvo su momento de casta en el inicio del segundo periodo, en el que anotó cuatro goles en tres minutos y pareció meterse de nuevo en el partido (14-15). Pero el Veszprem regresó para decir a los riojanos que no iba a cometer un error y volvió a abrir un hueco de cuatro o cinco goles que ya sería definitivo.
