La compañía vasca Iberdrola aumentó sus beneficios en un 8% en 2021, hasta obtener unas ganancias récord de casi 4.000 millones de euros, en un año marcado por el vaciado salvaje de los embalses de la provincia de Ourense, un hecho que quedó prácticamente impune. De hecho, se saldó con una multa (todavía no ejecutada) por parte de la Xunta de apenas 50.000 euros (25.000 por el vaciado de Cenza y otros 25.000 por As Portas). Mientras, las cuentas de la compañía siguen creciendo, dejando tras de sí los efectos medioambientales en los embalses, exprimidos en plena alza de los precios de la luz. Ayer, la compañía dirigida por Ignacio Galán presentó sus resultados, presumiendo de ganar un 8% más, hasta 3.885 millones de euros, cifra récord que supera los objetivos marcados, y con la previsión de elevar el beneficio en 2022 a 4.200 millones.
La eléctrica vasca señala, sin embargo, su crecimiento en Estados Unidos y Brasil como causa principal de la facturación récord, asegurando que esto “compensó” una bajada en España y Reino Unido por los altos costes de la energía. Estos resultados de récord permitirán, además, aumentar un 5% el dividendo con el que remunerará a los accionistas de la compañía. Todo esto mientras el Índice de Precios al Consumo (IPC) muestra que a lo largo de 2021 el precio de la energía se encareció un 57% para los ourensanos.
La provincia de Ourense es la principal generadora de energía hidroeléctrica de España, y no solo no lo nota en la factura eléctrica, sino que sufre también el impacto de una salvaje sobreproducción que el pasado verano dejó embalses tan solo al 12% de su capacidad. Ahora, la provincia asiste atónita a una sequía prolongada que ha impedido recuperar el nivel de los mismos y que amenaza a agricultura, ganadería y posibles usos domésticos en el futuro. El agua embalsada en Ourense está al 47,6% de su capacidad máxima en invierno, frente al 68% de provincias vecinas como Pontevedra o Lugo, y 27 puntos porcentuales por debajo de lo normal en esta época del año, cuando suelen estar al 74% de su capacidad máxima.
Hoy, los embalses exprimidos por Iberdrola siguen al mínimo (Cenza al 27% y As Portas al 25%). Y las expectativas no son halagüeñas. Según los datos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, la lluvia acumulada en la cuenca desde que comenzó el año hidrológico (se inicia en octubre) ya es tan baja como en el año de la sequía de 2017. Entonces, a estas alturas del año se habían acumulado 344,1 litros por metro cuadrado, y ahora se registran 354 l/m2. Sin embargo, en el Miño Bajo (la cuenca del Miño en Ourense), con 400 l/m2, ya es el año más seco de toda la década, lo mismo que en los sistemas del Limia, Támega y Sil Inferior. De hecho, la Confederación Hidrográfica del Duero activó la alerta por sequía en el Támega. En la cuenca Miño-Sil, está en alerta, de momento solo por escasez, el sistema del Limia y en prealerta el Sil Inferior.
Sin precipitaciones a la vista: se espera tiempo seco hasta el 15 de marzo
La lluvia podría ser el primer freno para la sequía pero no se le espera hasta -como mínimo- el 15 de marzo. No significa que entonces vaya a llover, sino que la predicción a largo plazo solo es fiable hasta ese día.
Para las próximas jornadas, el Anticiclón de las Azores continuará impidiendo que entren borrascas o frentes en la provincia. La configuración atmosférica continuará como hasta ahora: cielos despejados, madrugadas frías y mediodías calurosos. La oscilación térmica en una jornada puede ser superior a los 20 grados: ayer Verín registró una mínima de -2 grados y una máxima de 19. Más acentuada fue la del martes en la ciudad, que varió desde los 25 a los 0 grados.
Hoy se esperan 19 grados de máxima y 3 de mínima.
