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Diego Santomé reivindica el legado de Sargadelos en Lilliput

Diego Santomé con Ángel Cerviño señalando la muestra.
photo_camera Diego Santomé con Ángel Cerviño señalando la muestra.

 “Seis pinturas pequeñas y, quizá, una performance” es la exposición que Diego Santomé (Vigo, 1966) inauguró ayer en la galería más pequeña de la ciudad, Lilliput, invitado por Ángel Cerviño.

 Situada en una estantería de la librería Versus, en Venezuela, 80, en 40 x 40 centímetros acoge seis diseños elaborados sobre fondos geométricos habituales de la cerámica de Sargadelos y cubiertos en parte por una mancha de pintura. 
“Para mí el graffiti es fundamental por su historia vinculada en cierta medida al vandalismo”, afirma Santomé. En estas piezas, el artista vigués confronta la precisión y la meticulosidad que requiere la decoración de la cerámica con la inmediatez del graffiti, provocando una tensión constante en la composición. 
“Es una forma de reflexión sobre lo que costó construir Sargadelos, todo un proyecto cultural que iba más allá de la empresa, y la situación de crisis en la que se encuentra actualmente”.
La exposición que Santomé muestra en Vigo forma parte de un proyecto más amplio que actualmente se exhibe en el Centro de Arte Contemporáneo de Galicia (CGAC). Logró plasmar la misma idea en una sala de más de mil metros cuadrados y en una galería en miniatura. “La principal dificultad consistió en adaptarse al espacio”, apuntó.
Comisariada por Agar Ledo, Santomé propone en el museo de Santiago el montaje “Pieza de esquina y otros espacios en conflicto”. Se vale del cine, de la fotografía, de instalaciones, de escultura y del debujo para reflexionar sobre la naturaleza efímera de los objetos y de la sociedad. Permanecerá en sala hasta el próximo 4 de noviembre.n

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