David Martínez Álvarez, antes Rayden, visitó Vigo y acudió a una cita con Atlántico TV para presentar su segunda publicación, “Votos en contra”, que consolida su elección de la literatura sobre la música.
¿“Votos en contra” es una novela protesta?
Así lo pensó la editorial Suma de Letras. Vio lo que se ponía sobre el tapete , lo que reivindica y la serie de cuestiones que defiende.
Defiende el derecho a la maternidad o no maternidad, a una vivienda digna o a una relación sana.
También a no ver la senectud como algo a eliminar para ocupar su lugar. Uno de los mantras de la pandemia era que saldremos mejores, pero creo que estamos degenerando de manera pasmosa. Mi ombligo el primero y sálvese quien pueda, desde mi vivencia creo que no debería ser así.
¿Cómo la canción protesta, invita la movilización?
La novela nació de un punto completamente diferente. Era una carta de amor a mi abuelo que murió cuando tenía 13 años. Es la primera pérdida importante que tiene un niño, la primera relación horizontal que le permite ser uno mismo, lo que mal se llama que “te consiente”. Ese amor por él, si lo extraes y lo dejas en esta sociedad se da en todos picos puntiagudos y diferencias insalvables.
Recoge un hecho verídico, la declaración de independencia del Cerro Belmonte. Una vez más la realidad supera la ficción.
Me encanta dar la vuelta y decir, “cualquier parecido con la coincidencia es mera realidad”. Cuanto más loco es el punto de partida, resulta más veraz y lo que más se intenta encapsular como real es ficcionado. Lo raro que es que nadie se acuerde de una cuestión tan llamativa como que un barrio se independice de Madrid y de España durante una semana. No estamos hablando de hace tiempo, fue en septiembre de 1990, la gente recuerda Barcelona 92 y la Expo de Sevilla dos años después, pero esto no y eso que tomó índole internacional, llegó a la ONU y estuvieron involucrados Fidel Castro o Felipe González.
Y con ello unos vecinos lograron lo que parecía imposible, salvar sus casas de la especulación.
Lo que parecía imposible o lo que nos han dicho que era imposible. Están blindando las victorias vecinales, y para mí esta fue la última gran victoria vecinal que hizo que el alcalde de Madrid hincase la rodilla y se sentase a negociar. En su gran mayoría, era una población envejecida que se buscó las castañas para que David ganase a Goliat.
Dejó su carrera musical, pero no la música que sigue muy presente en la novela.
Ya está en la anterior también y es una cosa que quiero hacer en todas, es un juego con los lectores. Con extractos de canciones, impersonalizadas y descontextualizadas, doy pistas de por dónde puede transitar el capítulo. Hay diferentes maneras de leer mis novelas, pero la música no se va a perder.
Vuelve a aparecer el Madrid más íntimo, el de los vecinos.
En la novela pasada hablaba en Lavapiés, que curiosamente se ha manifestado contra los fondos buitre. En esta es más un choque cultural en Cerro del Monte, una zona medio bien que coexiste con la forma de vivir de pueblo de la barriada.
¿Cómo se encuentra como escritor a tiempo completo?
A gusto, muy satisfecho con esta novela. Por crítica como por público es un salto exponencial. Me tranquiliza al haber tomado la decisión correcta al centrarme en la escritura. Tengo mucha hambre de contar historias, incluso tengo que frenarme. Ya empecé a documentarme para la siguiente.
