A sus 102 años, Factorías Vulcano pasa a una nueva vida tras la compra por parte de Marina Meridonal, del grupo Argos. El 'holding' -con sede en Madrid y pilotado por el empresario vigués José Alberto Barreras Barreras- firmó ayer la escritura de compra del astillero, una operación cuyo importe se eleva a 7,8 millones de euros y comprende las instalaciones y la concesión portuaria (pendiente de prórroga).
El director general de Marina Meridional, Juan Moreno, se desplazó a Vigo para la rúbrica ante notario junto con los administradores concursales. Lo hizo en compañía del nuevo director de Vulcano, José María Soriano, que avanzó que la actividad se retomará "de manera inmediata" aunque con un nivel muy bajo hasta acondicionar las instalaciones, en desuso desde hace más de un año.
Pese a tomar el control efectivo de la compañía, la operación no ha sido completada al 100% y quedarían pendientes de pago 2,3 millones para lo que la empresa tiene de plazo hasta el 31 de marzo como fecha límite o Argos perdería lo desembolsado hasta ahora.
Otro escollo que el nuevo dueño aún tiene que salvar es el de la concesión portuaria, que vence en 2027 y que está en conflicto judicial abierto por un posible retorno de los terrenos al Puerto. Al respecto, el astillero se muestra "plenamente convencido" de que podrá mantenerla más allá de dicha fecha.
Factorías Vulcano será rebautizada como Astilleros San Enrique en homenaje al hermano recientemente fallecido del actual dueño. La idea inicial era que se llamara Astilleros Meridional de Vigo, siguiendo la línea de Nuevo Astillero de Huelva que también compró Argos hace unos meses para crear un grupo de referencia a nivel internacional. Los planes para las instalaciones viguesas pasan por la "construcción de barcos de cierto valor añadido" que inicialmente serían "pequeñas series antes que unidades a medida". A corto plazo, la empresa calcula que podrían incorporarse entre 25 y 40 trabajadores y unos 200 a medio plazo, tratando de priorizar a los exempleados de la ya antigua Vulcano "con experiencia y conocimiento de las instalaciones", si bien advierten que "no hay ninguna obligación" de hacerlo.
La oferta que presentó Marina Meridional recoge un proyecto naval transitorio con construcción y reparación de barcos para acabar siendo una industria potente de calderería. La previsión es que la nueva sociedad facture más de 8 millones desde el primer año a pleno rendimiento y unos 700 puestos una vez consolidado Astilleros San Enrique para los que el nuevo dueño asegura "uso industrial".
