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Miguel Ángel, la leyenda del Madrid que pudo ser celeste

Miguel Ángel González, apodado el ‘Gato’ por sus reflejos, defendió la portería del Real Madrid dos décadas.
photo_camera Miguel Ángel González, apodado el ‘Gato’ por sus reflejos, defendió la portería del Real Madrid dos décadas.

El exportero ourensano, fallecido ayer a los 76 años por ELA, jugó un amistoso con el Celta

Miguel Ángel González Suárez (Ourense, 1947-Madrid, 2024), portero del Real Madrid en las décadas de 1970 y 1980, falleció ayer a los 76 años de edad, a causa de una esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que le fue diagnosticada en diciembre de 2022.

En sus 18 temporadas con la camiseta blanca, desde 1968 hasta 1986, el portero ourensano conquistó dos Copas de la UEFA (1985 y 1986), ocho Ligas, cinco Copas de España y una Copa de la Liga. Además, en la temporada 1975-76 ganó el Trofeo Zamora.

Miguel Ángel fue internacional con España en 18 ocasiones y formó parte de la selección española en los Mundiales de Argentina 1978, a las órdenes de Ladislao Kubala, y España 1982, con José Emilio Santamaría como seleccionador. Tras sus 18 campañas como jugador, siguió ligado al club blanco y desempeñó responsabilidades como delegado del primer equipo,  entrenador de porteros y director de la antigua Ciudad Deportiva.

El club blanco mostró su pesar por el fallecimiento de "uno de los grandes porteros" de su historia y "leyenda del Real Madrid y del fútbol español". "El Real Madrid quiere expresar sus condolencias y su cariño a su esposa, María del Pilar, a su hijo Miguel Ángel, a sus nietos Daniela y Mauro, y a todos sus seres queridos", concluyó.

El 17 de diciembre de 2022, Miguel Ángel anunció que padecía ELA. "Sé lo que tengo, sé el camino que hay que recorrer y eso es lo que a mí me dirige y me da fuerza. Cuando pierdo esa fuerza me apoyo en el cariño de mi familia y de mis amigos", dijo en 2023.

Del Celta al Real Madrid

Miguel Ángel llegó al Real Madrid por medio del Celta, entidad que pretendía también su fichaje. En mayo de 1967, el conjunto celeste disputó un amistoso con un equipo B del club blanco en el Santiago Bernabéu y llevó al ourensano para probarlo. "Yo estaba jugando en el Couto, en Tercera, y Villar, técnico del Celta, me dijo que iban a jugar un amistoso en el Bernabéu y que me viniera a Madrid. Como el autobús tenía que pasar por Ourense desde Vigo, me recogían allí y así jugaría un partido de prueba ante los suplentes del Madrid. Mi club dio el OK y me subí asustado a ese autobús porque había grandes leyendas del fútbol gallego. Llevaba jugando al fútbol menos de dos años porque venía del baloncesto y sólo tenía 19 años. Estaba muy nervioso, pero Villar me puso en el Bernabéu", recordó Miguel Ángel años después en el diario “As”.

“Jugué un tiempo y sólo me marcó Aparicio. Tras el partido -que terminó 6-0-, me felicitó el técnico del Celta”, añadió el portero, que a los pocos día recibió un telegrama: ‘Preséntese en Madrid. Stop. Hará prueba por el Real Madrid. Stop’. "No quería ir. Si el Celta ni siquiera había cerrado mi fichaje, ¿qué pintaba yo en Madrid? Pero la directiva y mi padre me obligaron a ir a la capital. Cuando acabé el partido de entrenamiento me llamaron a las oficinas del club. Pensaba que me iban a pagar el desplazamiento y resulta que me hicieron una oferta en firme", rememoró el portero, que acabó siendo una leyenda del equipo blanco. 

Maté: “Miguel Ángel fue mi maestro, nadie blocaba como él”

La relación de Miguel Ángel con el Celta y con Vigo se escribió en distintos capítulos a lo largo de su trayectoria deportiva y vital, y uno de ellos tuvo como protagonista a Javier Maté. Guardameta del conjunto celeste durante doce temporadas, de 1981 a 1993, Maté pasó antes por las categorías inferiores del Real Madrid y llegó a debutar en 1979 con el primer equipo blanco, en el que el ourensano era el portero titular.

“Yo era el tercer portero y cuando Miguel Ángel se lesionó, empecé a ir convocado a los partidos”, recuerda el exportero del Celta, que admiraba al ourensano y aprendió mucho de su técnica en los entrenamientos. “Era un portero impresionante; no con mucha talla, pero muy rápido de piernas, rapidísimo de brazos y con una técnica súper original. No estás en el Madrid las temporadas que estuvo él si no eres un auténtico fuera de serie”, destaca Maté, que reconoce que “no sabría compararlo con ningún portero actual porque era lo contrario de lo que se lleva ahora, que se prefieren grandes. Miguel Ángel era ágil, rápido y técnicamente perfecto. No he visto a nadie ni que se le acercara a blocar el balón o tener la técnica que tenía él, que además era una técnica autodidacta, porque cuando llegó al Madrid tenía ya 19 años y poseía una calidad innata”.

Javier Maté considera que su relación con Miguel Ángel era la del alumno y el maestro.  “Me daba las instrucciones, me exigía y me echaba unas broncas de tres pares de cojones. Por ejemplo, con una de las primas compré un coche y me dijo que eso era lo que hacíamos los tontos, gastar el dinero e invertirlo mal. Ese tipo de lecciones me daba”.

Pero, sobre todo, le enseñó el oficio de portero: “Aprendí a blocar. He sido también un portero relativamente pequeño, no tan ágil ni tan bueno como él, evidentemente, pero es que una cosa es entrenar y otra ir al Bernabéu y pensar: ‘cómo ha podido quedarse con esa pelota’. Entonces, él me decía cómo tenía que poner las manos, el cuerpo o las piernas". La relación continuó y “el hecho de que yo fichara por el Celta le hizo mucha gracia, porque él tenía casa en Vigo. Solía venir en verano y estuve varias veces con él”, rememora Javier Maté.

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