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Emilio, en un entrenamiento del Watford, con el técnico Quique Sánchez Flores en segundo plano.
photo_camera Emilio, en un entrenamiento del Watford, con el técnico Quique Sánchez Flores en segundo plano.
El vigués Emilio López entrena a los porteros del Watford tras una larga trayectoria
El último bastión de la resistencia. El señalado en las derrotas. El olvidado en las victorias. Ese solitario diferente. Así es la vida del portero. Emilio López (Vigo, 1965) la conoce bien. Durante 16 años ha sufrido y disfrutado entre maderas en Celta, Badajoz -fue Zamora de Segunda-, Osasuna o Hércules entre otros y, desde su retirada en 2003, lo hace como entrenador de los guardametas que recogen su testigo. "He entrenado a más de 200", comenta. Celta, Getafe, Federación Española, Estados Unidos, Japón, China y, desde hace mes y medio, la Premier League. Emilio forma parte del cuerpo técnico del Watford, que dirige Quique Sánchez Flores -en su segunda etapa en el club-, con el que también trabajó en el país de la Gran Muralla y en el Getafe. "La Premier es espectacular en todos los sentidos", destaca.
El 7 de septiembre, el equipo del técnico madrileño se hizo cargo de un conjunto londinense que cesó a Javi Gracia y que, por el momento, sigue último y sin conocer todavía la victoria. "Tanto el día del Arsenal como el del Tottenham merecimos algo más -ambos partidos se saldaron con empates-. Quique ha dado con el sistema adecuado, el trabajo es bueno y los resultados llegarán", apunta el vigués, que destaca que, "salvo el día del City, hubo opciones de ganar en todos los partidos".
El Watford salió goleado (8-0) de Manchester. En días así la soledad del guardameta acentúa su dolor. Emilio apoyó a Ben Foster para que el trago pasase lo antes posible. "Son accidentes. Un partido malo ya no vuelve, no hay que darle más vueltas. Solo aprender de los errores para que no se vuelvan a repetir", comenta el técnico olívico. La receta funcionó. Dos partidos después, Foster dejó la portería a cero después de un año. "Lo celebramos y lo del City quedó más que olvidado", reseña López.
El tema mental es un aspecto más en el tipo trabajo que Emilio ha desempeñado desde sus años en el Celta. Primero como jugador, aprendiendo junto a grandes porteros como Maté, Cañizares o Pachi Villanueva, con el que luego trabajó en la cantera celeste formando un trío con Manu Sotelo, desarrollador de un revolucionario software: "Manu llevaba el plan del ordenador al campo y Pachi y yo, como porteros con experiencia, lo aplicábamos. A partir de ahí, he desarrollado mi propia metodología y he llevado el estilo del Celta por todo el mundo".
"Lo que quiero es que el portero piense, que tome la mejor decisión", comenta Emilio. Y es que no hay una posición que haya evolucionado más en los últimos años.La forma de jugar que tenía el maestro tiene poco que ver con la de sus alumnos."Cada año hay una norma nueva", comenta el vigués, que no tiene ninguna duda de que los porteros jóvenes vienen "mucho más preparados" para el fútbol actual. "Tienes que tener un buen golpeo, ofensividad, juego de pies, controlar todo tácticamente y, además, tener personalidad. Es decir, hay que parar como siempre y luego tomar decisiones", ilustra Emilio, que desvela que hay que estar "en continua formación" para seguir el ritmo del fútbol moderno. "No nos queda más remedio que estudiar día a día", añade.
Y en esos entrenamientos diarios se cruzan los conocimientos adquiridos con las experiencias vividas. Así guía a sus pupilos, siempre envueltos en ese halo de soledad. Solo puede jugar uno. "En el tiempo que fui suplente me tocó respetar y trabajar al máximo para que el nivel del compañero fuese muy alto", explica sobre la relación entre los porteros de una plantilla. "Ahora se juegan más partidos, con los golpeos hay más lesiones y suele haber minutos para todos en una temporada", añade sobre la gestión de los roles de guardameta titular y suplente.
Y así transcurre la vida de Emilio López. Entre enseñanzas y aprendizajes. Entre recuerdos del pasado y deseos de futuro, ambos teñidos de celeste. Con el presente muy enfocado en ayudar al Watford a salir de esa situación, pero con la esperanza de poder cerrar su círculo celeste. "Mi ilusión es entrenar a los porteros del primer equipo del Celta algún día", expresa con una sonrisa que traspasa el hilo telefónico. El anhelo de volver a casa del que guarda el día a día de los que guardan la portería. n

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