Hay ganas de verlo disfrutar en una temporada en la que lo habitual ha sido verlo con el entrecejo fruncido.
El eslovaco sabe que no ha sido la campaña que se esperaba de él pero, desde la llegada de Fran Escribá, ha sentido la confianza del entrenador y ha ido creciendo, aunque sin llegar al nivel que sí pisó con asiduidad el curso pasado.
Ayer, el Celta completó un mal partido en San Mamés. Principalmente, por los goles encajados. Pero también por ser incapaz de crear peligro sin ser en acciones a balón parado. El balón estuvo mucho por el centro del campo y apareció Lobotka para conectar con sus compañeros e, incluso, animarse a rondar cerca del área del Athletic. De hecho, la mejor ocasión celeste del partido en acción de juego fue suya, con un doble recorte con la derecha que cerró con un disparo flojo con la izquierda a las manos de Herrerín. Fue justo tras el segundo gol local y pudo cambiar la historia del partido. Pero esa jugada destapa que el centro europeo no está pleno de confianza pero, al menos, lo intenta.
Una vez se cierre la temporada, habrá que ver qué sucede con el eslovaco. Su cotización parece haber bajado en los últimos meses, lo que abre la puerta a que complete una tercera temporada en Vigo para recuperar su mejor nivel.
