La frustración de De Luis

natación travesía del canal
photo_camera Aitor De Luis, durante la travesía, con la costa de Calais (Francia) en el horizonte.

El nadador vigués se recupera en Dover de las casi 15 horas nadando en el Canal de la Mancha

Todavía con dificultades para hablar tras su maratoniana jornada nadando en las frías aguas del Canal de la Mancha, el nadador vigués Aitor De Luis cuenta que "me duele todo el cuerpo, pero estoy bien. Anímicamente dolido, por no haber conseguido el reto y frustrado, pero físicamente he recuperado bastante bien. Ayer salí muy cansado pero eran cosas previsibles después de tantos kilómetros y tantas horas en el mar".
Aitor tuvo que abandonar en su reto de cruzar el Canal de la Mancha a nado el pasado lunes un poco antes de las 19 horas, cuando llevaba nadando desde las 4:20 de la mañana y se encontraba a apenas cuatro kilómetros de la costa de Calais (Francia). El problema es que llevaba tres horas nadando contra la corriente y el fuerte viento del norte, que no entraba dentro de lo esperado y que hicieron que De Luis no pudiese avanzar, por más que siguiese braceando. "Hubo un momento en el que yo pensaba que lo tenía ahí", recuerda.
Lo cierto es que desde el principio el ritmo de De Luis era muy bueno y muy rápido, tanto que desde el barco incluso se preocupaban de que le pudiera pasar factura en el tramo final. Fueron los imprevistos meteorológicos, sin embargo, los que acabaron por chafarle la ilusión de completar la travesía. "Las sensaciones eran buenas. Yo desde el mar poco veía la costa, y también intentaba no mirar para no agobiarme. Sí que es verdad que llegó un momento, cuando el viento y el mar empezaron a complicarse, que mi hermano –lo acompañaba desde el barco– entraba mucho en la cabina a hablar con el patrón. Entonces me empezaron a preguntar cómo se llamaban mi mujer y mi hija para comprobar cómo me estaban afectando el frío y el cansancio, pero supe responderlo. Aunque las sensaciones eran buenas, llegó un momento en el que me empezó a doler todo el cuerpo. Tenía dolores estomacales y la garganta bastante tocada –sólo podía beber y tomar comida líquida–. Cuando vi a mi hermano  entrando mucho en cabina, ya era más o menos consciente de lo que se estaba cociendo en el barco", rememora el nadador vigués. 
Aitor salió del agua con una hipotermia intensa, pero no fue hospitalizado y se recupera en Dover.

"Yo no tomé la decisión de abandonar"

n n n A toro pasado y con su salud intacta a pesar de las quince horas nadando sin descanso en mar abierto, Aitor De Luis confiesa que no está muy de acuerdo con la decisión del patrón del barco de retirarlo de la prueba: "Yo no tomé la decisión. Me mandaron abandonar porque estaban preocupados por mis hombros, pero la verdad es que me dolían como le pueden doler a cualquiera que haya nadado 55 kilómetros. Si me mandaban seguir nadando, lo hacía", sentencia el vigués.
Las tres horas finales sin acercarse a su objetivo le pasaron factura a Aitor, que ya podía vislumbrar la costa de Calais: "Yo iba fundido y estaba reventado y con ganas de llegar, pero viéndolo tan cerca me negaba a aceptar la evidencia. Creo que si hubiésemos tomado otro rumbo a lo mejor hubiésemos podido llegar a tierra". En el reto de cruzar el Canal de la Mancha, los nadadores son guiados por un barco, aconsejados continuamente sobre la dirección que deben tomar. "Tú te pones en las manos del patrón, luego puedes estar o no de acuerdo con el rumbo que toma el barco pero te lo tienes que comer", comenta De Luis.
Aitor no está muy convencido con la ruta que le hicieron nadar el pasado lunes. Explica que "el recorrido iba más o menos de lo previsto, pero en la última curva yo tenía la sensación de que el barco no me estaba enfilando muy bien. Primero fue hacia una playa, luego hacia unos acantilados y después hacia un faro. Además, me mandaba acercarme mucho a la nave. A mí me daba la sensación de que muchas veces el barco lo pasaba peor que yo, aunque no soy quién para decir si el barco iba mal o bien", puntualiza De Luis. "Comparándolo con el recorrido que han hecho otros nadadores, vi que ellos llegaron a tierra. Si yo no lo hice, pues algo pasó".
Todavía frustrado por la experiencia, Aitor ya piensa en repetirla en cuanto pueda: "Fue lo primero que dije hoy al levantarme. Lo volveré a intentar. Pero este año no, necesito descansar tanto física como mentalmente". Si la economía lo permite, el nadador vigués tratará de intentarlo el año que viene, aunque "con otro patrón, porque es muy importante. Al principio me transmitía confianza pero luego lo vi como muy resignado, aunque eso ya no depende de mí".n

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