IVÁN ALONSO

“Si no es una distancia olímpica, el piragüismo cuesta dinero”

El palista tudense visitó Atlántico y llevó sus dos preseas conquistadas en el último Mundial.
photo_camera El palista tudense visitó Atlántico y llevó sus dos preseas conquistadas en el último Mundial.

Los viejos rockeros nunca mueren. Iván Alonso Lage (Tui, 21 de ocubre de 1985) conquistó dos medallas en el pasado Mundial de maratón: una plata en la prueba larga y un bronce en la corta. Unos buenos resultados que se tornan en espectaculares cuando se piensan en los 35 años del palista de O Baixo Miño y en su extenuante día a día, en el que combina duros entrenamientos con su trabajo como hostelero y su vida familiar. Pero sarna con gusto no pica y, mientras se sienta competitivo -que se siente-, seguirá en la brecha.

 

¿Cómo fue este año con esas dos medallas?

Fue un año duro, de mucho entreno. Al final ha dado sus frutos, porque dos medallas en un Mundial es algo bastante difícil. Con todo el trabajo de calidad que hemos hecho, conseguimos llegar en un buen momento de forma. Así que esas dos medallas significan una temporada muy buena.

 

No pudo ir en el barco doble. 

Había que pasar unos criterios de selección y este año tuvimos la mala suerte de sufrir un percance en uno de los porteos. Nos dejaron parados con respecto a las dos primeras embarcaciones. Quizás el resultado habría sido el mismo, pero nos dejó sin disputar la parte final de la carrera. Igualmente, el objetivo real era el K1 largo y el K2, que al final no se dio. Me presente a la prueba corta sin prepararla, me clasifiqué y en el Mundial tuve la suerte de conseguir una medalla.

 

Tenía un plan muy marcado en la prueba larga: poner un ritmo alto.

Tenía claro que iba a ser una carrera rápida porque el sitio así lo permitía. Sabía que el danés, el ganador, lo iba a querer así y había que estar bien colocado en las dos primeras vueltas para que cuando llegase el momento de la escapada, poder estar ahí. Al final cuadró que medio le propuse una carrera rápida y le pedí un relevo. Dijo que sin problema. La velocidad media en otros mundiales era de 13,7 y en esta la subimos a 14,4, lo cual es una diferencia bastante grande.

 Hablando de Mads Pedersen, la verdad es que estaba muy fuerte.

Es un chico joven que se dedica solamente a esto más allá de sus estudios. Yo tengo un día a día más ajetreado y le llevo una diferencia de edad bastante grande, de unos once años. Llegamos los dos en un estado de forma parecido, pero él tuvo un poco más en el tramo final. 

 

Algo llamativo del maratón es cuando salen del agua y corren con la piragua.

Es bastante espectacular presenciarlo en vivo o incluso por la televisión. Es un punto muy clave de la carrera porque si no tienes un porteo rápido y eres hábil, tanto subiendo como bajando de la piragua, tienes mucho que perder. El del Mundial en concreto era muy largo, porque suelen ser de 100 o 150 metros y aquí nos fuimos a los 230. Parece que no, pero se hace muy duro. Y se notó porque la gente que no lo tenía preparado lo pagó.

¿Cómo se entrena ese aspecto?

Toda la planificación tiene sus partes y el porteo se prepara. Se hacen simulacros igual de exigentes que en competición. Hay entrenamientos cortitos en los que te enfocas en esto porque es súper importante. Hay que tenerlo muy interiorizado.

 

Todavía se sorprenden en Tui de verle corriendo por ahí.

Yo entreno en el paseo y por allí pasa mucha gente, que se queda sorprendida de verte correr con la piragua. Pero los locales ya conocen un poco el tema y saben de lo que va.

 

¿Cómo hace para aguantar después de tantos años y en una disciplina que no da para vivir?

Es como el 80% del deporte en España. Porque te gusta. No es por vivir de él. De hecho, a mí me cuesta dinero. Si no es una distancia olímpica, supone mucho gasto. Por suerte, tengo la posibilidad de combinarlo con el tema laboral y familiar y puedo seguir haciendo lo que me gusta.

Una combinación que le hace ser piragüista y hostelero.

Pues sí. Lo cierto es que es complicado. La suerte que tengo es que Patri, mi pareja, me apoya muchísimo y ella lleva el gran peso del negocio. Estas cosas o se dan o es casi imposible poder hacer esto.

 

Imagino que ayuda hacerlo todo en Tui.

Es cuestión de cuadrar las cosas. Los minutos son horas para mí y tengo la suerte de tener el río muy cerca de donde vivo y trabajo. Sí que es cierto que este año y el pasado entrenaba una semana en Tui y otra en Pontevedra, donde tenía un grupito con varios sub-23. Cuando toca ir se hace duro. Sobre todo en verano, que es cuando más trabajo tenemos.

 

¿Cómo es un día en su vida?

Una locura (se ríe). Es empezar a las 7 de la mañana y acabar a las 2 de la madrugada, enlazando una tarea con otra. Prepararme, salir para Pontevedra, entrenamientos largos hasta las 12, de vuelta a Tui, a las 13:30 abrimos el negocio con todo preparado por Patri. Hasta las 16:30, que acaban las comidas. Luego quedan ellos con el trabajo de la tarde y yo me voy a entrenar hasta las seis o siete. Vuelvo, meriendo y luego trabajo hasta la 1:30, que es cuando cerramos en verano. Para acabar, me voy a casa, ceno y ya enlazo con el día siguiente.

 

Y en medio de todo esto, una pandemia que le deja sin regatas y sin negocio.

Fue una parte complicada. Justo ahí nos nació el hijo, que tapó la mala situación. Hubo un punto en el que a los deportistas de alto nivel nos dejaron entrenar, pero había una gran incertidumbre. Cuesta, porque estás entrenando a un nivel muy alto para que, a falta de un mes, te digan que no se compite. Pero lo pasamos, hicimos competiciones nacionales, llegamos al Europeo y España decidió no ir porque en el país anfitrión hubo un brote. Otro palo grande porque luego para el Mundial temes que pase lo mismo.

 

¿Se plantea hasta cuándo seguir?

Hasta que me lo permitan (ríe). Mientras pueda compaginar y pueda seguir disfrutando, ahí estaré. Es cierto que hace tres años tuve un parón de una temporada porque no me apetecía. En el momento que no encuentre la motivación y las opciones sean óptimas para pelear por ir a Mundiales, será el momento de dejarlo. Voy año a año. Incluso mes a mes. Y así seguiré.

 

Verse competitivo es clave.

Es la parte más importante. Porque tengo una persona al lado que me permite hacer esto y encajamos bolillos con el trabajo. A partir de ahí ya es una cuestión de sensaciones: ver que puedo hacerlo y soy capaz de rendir.

 

¡17 medallas ya!

Bueno, son bastantes (se ríe). En un corto espacio de tiempo salieron muchas medallas, pero también mucho trabajando a alto nivel.

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