Balonmano

Un día inolvidable y una victoria de toda A Guarda

Pauli Fernández, subida a la grada, festeja el triunfo con los miembros de la peña O Inferno.
photo_camera Pauli Fernández, subida a la grada, festeja el triunfo con los miembros de la peña O Inferno.

Cuando se alcanza lo desconocido es desconocido cómo vas a reaccionar. “Por muchos vídeos que veamos, hasta que las tengamos delante no sabemos qué va a suceder”, explicaba Míriam Sempere en una entrevista a este periódico. Un mensaje repetido por varias compañeras suyas en privado. E igual que todo es imposible hasta que se hace, lo inexplorado se vuelve familiar cuando se explora. Cinco minutos tardó el Guardés en hacerse a la primera final del balonmano gallego.

El partido empezó a ganarse antes de jugarlo. No solo con el extraordinario recibimiento que la afición tributó al equpo. Bengalas, bombos, cánticos… Una marea humana de cariño suponía una dulce dificultad al avance de las deportistas. Es que, durante toda la semana, A Guarda se volcó con banderas, camisetas y bufandas por todas partes. Y más allá del rinconcito de 10.000 habitantes que ve morir al Miño. Casi todo el balonmano español -siempre hay excepciones- empujó. Hasta el Celta, de la mano de Carlos Carvalhal y Iago Aspas, ofreció su empujón. “Ahora nos toca a nosotras. No podemos fallar”, se comentaba en privado en el seno del vestuario. Y cumplieron. No fallaron.  Sus aficionados tampoco lo hicieron en la olla a presión de A Sangriña.

Ni siquiera el parón de cinco minutos al inicio de la segunda mitad cambió la dinámica. Las turcas se quejaron del sol que penetraba por una vidriera del pabellón y las colegiadas turcas detuvieron el encuentro hasta que los operarios lo taparon con los paneles que se usan para poner detrás de las protagonistas en las ruedas de prensa. Para que luego digan que la profesión no es útil.

El partido fue una fiesta en toda la extensión de la palabra. Por el resultado, por el anhelo de conquistar el título el domingo y por el espectáculo de luz y sonido que amenizó la tarde a los mil espectadores que llenaron el recinto.  Hubo baile con percusión en el descanso y también lo hubo al final.  Queda otro paso por dar pero, pase lo que pase, lo de ayer será inolvidable. 

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