celta

Cómo tensar una cuerda

Óscar García Junyent da instrucciones desde la banda en un partido de esta temporada.
photo_camera Óscar García Junyent da instrucciones desde la banda en un partido de esta temporada.
El mercado y las declaraciones han alejado a Óscar García Junyent de la directiva celeste
En primer lugar, conviene decir que no es nada extraño. De hecho, es muy habitual que el roce, en el mundo del fútbol y en otros tantos, no haga el cariño, sino todo lo contrario. Los entrenadores pasan de largamente deseados a molestos en cuestión de meses y en tal tesitura se encuentra ya Óscar García Junyent, cuando todavía no se ha cumplido un año de su llegada. La lógica y el pasado reciente, además de cuestiones económicas, invitan a pensar que una destitución no está aún sobre la mesa, pero los desencuentros son ya explíticos, aunque sólo en parte públicos.
Desde el propio club se reconoce que la gestión de los entrenadores ha sido una losa desde la salida de Eduardo Berizzo en 2017. A Juan Carlos Unzué lo nubló la sombra de su predecesor y, desde él, ya ningún técnico ha estado una temporada completa. Cuestión que, ahora, juega a favor de Óscar, ya que sería muy complicado de explicar que el problema del equipo es el técnico tras haberlo cambiado de forma continuada en los últimos meses. Una cuarta destitución en dos años dejaría a la luz los males de la dirección.
Óscar García Junyent llegó para reemplazar a Fran Escribá. Del saliente se alababa casi todo, menos sus resultados y su estilo, que no se veía adecuado para la plantilla de jugadores pese a que se le había renovado tras la salvación previa. Del entrante se esperaba todo: fútbol y resultados.
La dureza de la pasada campaña, como es normal, pasó factura. Ya no todo era color de rosa y la pandemia del Covid-19 obligó a tomar decisiones sobre la marcha. Una de ellas, la renovación, en cuya negociación ya surgieron tiranteces sobre si uno pedía mucho dinero y el otro ofrecía poco. Desde el Celta se apuntaba a la necesaria precaución presupuestaria y, desde el entorno del entrenador, a que seguiría cobrando menos que en sus anteriores destinos. Hubo firma.
Por entonces, en varias comparecencias públicas, García Junyent alabó el trabajo del director deportivo del club, Felipe Miñambres, nombrándolo sin ser preguntado por él directamente. Pero vino el verano, con constantes peticiones de jugadores por parte del técnico, en ocasiones exageradas. Y con casos como el de Álvaro Vadillo, fichaje cerrado por el club al que el entrenador no encontró hueco.
Fue el momento de Felipe Miñambres en esta ceremonia de tensar la cuerda. En su rueda de prensa de valoración del mercado, rebatió todos los argumentos del técnico y sacó a relucir al Salzburgo  en el caso Vadillo, lo que obligó a un Óscar ya también distanciado de su referente dentro del club a salir al paso.
Con este mejunje, el entrenador salió al patio el domingo para decir sus dos verdades: no ha podido empezar de cero el proyecto por las dificultades del mercado pero no tiene pensado irse, sino que invita a que lo destituyan si no se cree en él. Además, queriendo o sin querer, introdujo en la ecuación a una plantilla en la que el peso de los canteranos es cada vez mayor y el resto de futbolistas no tienen representantes entre los cuatro capitanes. El tema de Hugo Mallo se interpreta ahora como una llamada de atención. Quiera Óscar o no.n

Te puede interesar