Lucas Olaza dijo ayer adiós al Celta por la mañana. Por la tarde ya no sabía muy bien qué decir. Hoy, tal vez tenga que decir hola de nuevo como si no hubiese pasado nada. Porque la negociación que el club vigués dio por rota con Boca Juniors cerca de la medianoche del pasado miércoles, cuando despidió al uruguayo con alabanzas por su entrega vistiendo la camiseta celeste, volvió a abrirse unas cuantas horas después. Es decir, que nada estaba roto, sino que de un lado y de otro se han apurado tanto los tiempos que han sobrepasado límites fijados que no eran tales, como el de la medianoche del día 30 de junio.
La cesión inicial de Boca al Celta por un año y medio sí que tocó a su fin. Ahora, los dos clubes hablan de realizar otra de unos días hasta final de Liga y, además, de la posible compra del pase del futbolista por la entidad céltica. Intención mostrada de forma reiterada desde Vigo, incluso por boca del presidente, Carlos Mouriño, y que pareció quedar en agua de borrajas el pasado miércoles.
Las posturas de fuerza de las dos entidades se relajaron cuando se dieron cuenta de que habían echado por tierra un buen negocio para ambos. Las tres partes –Celta, Boca (que tiene la plaza cubierta) y jugador– deseaban el mismo final y anoche se afanaban en conseguirlo. Una vez más, sí, pero ésta con el significado especial de regresar a la vida unas conversaciones que estaban muertas.
Mientras, Lucas Olaza espera la resolución de esta pantomima. Por rendimiento y aclimatación al grupo, el lateral izquierdo se había ganado la renovación. Y el técnico celeste, Óscar García Junyent, expresó el mismo miércoles su deseo de seguir contando con el uruguayo. Anoche trataban de alinearse los planetas.
El lateral izquierdo titular y sin recambio sencillo en la plantilla
nnnOlaza no estaba siendo uno más. Su puesto en el once era de los más fijos. No en vano, desde que debutó el pasado curso en el memorable partido ante el Villarreal, disputó todos los encuentros ligueros como titular y los 90 minutos menos en dos de esta campaña: Alavés, por una lesión, y Betis, por decisión técnica. Jornadas 9 y 11, ambas con Fran Escribá en el banquillo y allá por el mes de octubre, cuando parecía que David Juncá, quien ocupó su puesto en ambas ocasiones, iba a recuperarse físicamente como para pelear el puesto. Descansó en Copa un partido completo –que jugó Mallo a pierna cambiada en el lateral izquierdo– y ante el Mirándes salió en la prórroga –sustituyendo al canterano José Fontán–.
Suplirlo en el lateral izquierdo no es sencillo. El otro futbolista específico es David Juncá, que está de baja por lesión y sin fecha conocida de posible retorno. Sin él, tocaría hacer jugar a pierna cambiada a Kevin Vázquez o a Hugo Mallo, este último también renqueante por una lesión en un pie, o mover a Jorge Sáenz a la banda. O, si no, recurrir a la defensa de tres con el jugador del filial Jacobo como carrilero, como ante el Barça.n
