Tres meses del director tranquilo en el Celta

Marco Garcés conversa en el palco de Barreiro durante el duelo del Gran Peña ayer.
photo_camera Marco Garcés conversa en el palco de Barreiro durante el duelo del Gran Peña.
Marco Garcés cumple un trimestre al frente del área deportiva del Celta aportando serenidad pese a las urgencias

Fua la suya una llegada un tanto abrupta, forzada por la situación de una dirección deportiva del Celta sin cabeza visible desde el adiós de Luís Campos. Un aterrizaje que no casa con su carácter analítico y reposado, más de proyectos que de revoluciones. La cuestión es que Marco Garcés cumple estos días tres meses como responsable de la parcela deportiva en el club celeste y lo hace habiéndose asimilado con prontitud al día a día céltico a pesar de lo complicado de la situación clasificatoria y de la contundente determinación de la destitución de Rafa Benítez para dar la responsabilidad del banquillo del primer equipo a Claudio Giráldez.

Enamorado del lenguaje, tanto en la forma como en el fondo, su forma de ser y de trabajar enseguida compensó el gran problema de su antecesor en el cargo, Luís Campos: la distancia. Garcés es dialogante hasta el extremo y echa horas y horas en la ciudad deportiva de Mos y en A Madroa. En su cabeza siempre ha estado la necesidad de apostar por una sola forma de juego desde la cantera hasta la primera plantilla, uno de los factores que chirriaban con Rafa Benítez y que ahora cuadran con Giráldez.

Fue Garcés el encargado de comunicar a Benítez su despido. Y quien dio la cara, como su cargo obliga, para explicarla. Midiendo palabras, por naturaleza y por profesionalidad, dado el finiquito pendiente entre las partes. Es decir, asumiendo la parte de exposición pública necesaria en un director deportivo pero centrando su labor en lo cotidiano.

 

 

La urgencia lo llevó a apuntar primero al mercado de enero, que saldó con tres operaciones de entrada y una de salida cerradas. Los fichajes respondieron al gusto de Benítez, todavía plenipotenciario entonces, pero ya dejó su sello en el caso de Tadeo Allende, aunque también respondiendo a un perfil solicitado por el técnico.

Pasado enero y todavía con renovaciones pendientes -Renato Tapia, Hugo Sotelo y Fer López-, ha ido estableciendo sus prioridades, con un equipo de trabajo que bebe de la lectura de programas de datos. Y con un seguimiento renovado de la cantera. Todo un proyecto que aún está pendiente de presentar.

En lo personal, incide en el conocimiento de Vigo y Galicia, además de toda la historia del Celta. Ávido lector, ha pedido tiempo para animarse con el gallego. Farao.

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