El tiempo veraniego favoreció el buen ambiente que se vivió en A Valga, en el municipio de Oia, que celebró ayer el primer curro de la temporada
Como cada segundo domingo de mayo, los ganaderos de la zona salieron a primeras horas de la mañana para reunir a los caballos que se crían salvajes y dispersos por los montes de Oia y O Rosal, con el fin de conducirlos al recinto cerrado, o curro, donde por la tarde se celebró la ‘rapa das bestas’, que fue seguida por numeroso público que no quiso perderse esta tradición ancestral.
Fueron muchas las cabezas de ganado caballar las que se pudieron reunir este año, entre ejemplares adultos y potros. Los ‘aloitadores’ procedieron a inmovilizar uno por uno a los animales, con el fin de cortarles las crines, desparasitarlos, curarlos en caso de presentar alguna herida o enfermedad, y marcarlos, además de colocarles el microchip obligatorio a los ejemplares más jóvenes. Todo en medio de una gran expectación.
