Opinión

Fútbol

Cuando Hacienda pone en marcha su maquinaria recaudadora no hay quien la pare. La cuestión es saber el motivo por el que dejó que las cosas se desmadraran y la deuda de los cubes de fútbol y la vigilancia sobre sueldos, derechos de imagen y comisiones se relajara. Arropado por el fervor popular, por la pasión que despierta, el sector del fútbol se consideraba intocable y como exento de cumplir con las obligaciones fiscales. La desfachatez fue tanta que llegaron a acumular unos mil millones de euros en deuda. Pero en esto llegó Cristóbal Montoro y mandó parar,  se puso manos a la obra, y aquella deuda se ha reducido a menos de un diez por ciento sin que haya sido necesario intervenir ningún club sobre los que pesaba la amenaza de quiebra. Y además han tenido que pagar los jugadores con sustanciosos contratos de los que se distraían con sus pagos a Hacienda y han abandonado la ingeniería financiera para pasar por caja y no pasar por la cárcel. 

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