Opinión

A Dios y a Galicia con el mazo dando

Galicia me parece la parte de España que reúne mas propiamente la idea de na-ción. Estas declaraciones las hice a un chico joven, de apellido Olmos, que gestionó la entrevista para un diario digital de consumo juvenil y mas bien orientado a la izquierda política, al menos en lo verbal, porque el joven, que me causó una magnifica impresión, se me definió como marxista, nacionalista e independentista, lo que es una mezcla intelectualmente curiosa, pero ya se sabe que la juventud —como el papel— aguanta todo lo que le echen encima, hasta que el tiempo y su derivada la realidad nos someten a eso que llaman proceso de maduración, que en algunos casos es un caminar hacia la decadencia física y madurez intelectual y, en otros, un transitar a esa misma decrepitud física y a la evidencia de que nunca se tuvo un mínimo de la madurez propia del intelecto. El gobierno de los sabios no es equivalente, sin mas y de modo automático, al gobierno de los mayores, porque no son pocos los que no aprenden ni siquiera a golpe de cumpleaños.

Pues por lo visto, mejor dicho por lo oído por un periodista bien relacionado en los pasillos del parlamento en el que no conseguí entrar, algunos parlamentarios, que sí lo lograron, pertenecientes al BNG, comentaban esas palabras, afirmando que “hasta Mario Conde, que es españolista, reconoce que Galicia es nación”, lo cual no se si es elogio, crítica o mediopensionismo de parlamentarios en zona de recreo, pero intelectualmente, la mezcla de conceptos tiene lo mismo que ver, como dicen por La Mancha, como las churras con las merinas. Aclaro que en ambos casos se trata de ovejas, no vaya a ser que confundamos los bovinos con otras suertes de productos de la madre naturaleza.

La verdad es que le dije al chaval que cuando nació el BNG a mi me pareció muy bien, porque pensé que serviría para recuperar algunos elementos propios de la cultura gallega, que habían sido marginados, no se si por los castellanos, los andaluces, los catalanes o los insulares de Mallorca, pero desde luego lo fueron por nosotros mismos, los gallegos, que tratamos a nuestros edificios, a nuestra cultura y en parte a nuestras propias costumbres como si fueran ajenas de total ajenidad. No miento si menciono el desconocimiento de nuestra propia historia, el abandono de nuestros edificios, el feismo que nos asola, la convivencia con mezclas arquitectónicas capaces de generar insomnio con su mero recuerdo, el abandono de algunos de nuestros archivos, la imposibilidad de localizar piezas documentales claves de nuestra historia, el desconocimiento de como nace y se crea en Reino de Portugal sobre la acción continuada de los Borgoña, el Cluny,el Papa y Teresa, la hija deAlfonso Vi, el por qué apoyamos a Juana la Beltraneja, la reacción airada de Isabel… No sigo porque no merece la pena y además resulta excesivamente cansino. Pero a pesar de que agote no por ello deja de ser verdad.

Es más, el otro día, almorzaba en A Mezquita con su alcalde, un hombre joven —sobre todo comparado conmigo– que gestiona el ayuntamiento gracias a los dos votos del PSOE, a los dos de su partido y al que obtuvo el PP. El alcalde es afiliado al BNG, además de empresario con iniciativas. Si alguien quiere pre-guntarme por qué el PP dio su voto al BNG diré lo mismo que aquel andaluz al que le preguntaron si estudiaba o trabajaba. El chico, de familia sevillana “de toda la vida”, respondió con acento cargado de vino fino: “ hazme otra pregunta”. Pero lo que me importaba no era el partido al que se afilia sino su idea de la localidad, de esa magnifico paraje de as Frierías — que no frieiras, que frio hace igual en toda la zona— sus proyectos de desarrollo, como concebir el urbanismo, como adecentar la ruina de esas casas cuya contemplación produce dolor, el abandono en el que se encuentran muchos edificios de una calidad incuestionable que provocan el espanto de algunos visitantes, y que constituyen no solo un lastre para nuestra mejor convivencia, sino para el propio desarrollo del turismos rural serio. Una casa rural magnifica rodeada de edificios en ruinas es un despropósito. Si algún día tenemos Ave y seguimos con estas ruinas no se si tendremos perdón de Dios, pero desde luego no de Galicia..

El independentismo literario es un derecho constitucional, cualquiera que sea su factibilidad real. Pero, lo mismo que a Dios -los que en él creen— se le reza pero con el mazo dando, pues a Galicia se la adora pero con el arado, el yunque, el martillo, la plomada, la escuadra, la vaca, el cereal, el bosque, la pesca, la leche , el naval, la artesanía, la cocina, la alimentación, el turismo de calidad y la mortecina industria, tratando de evitar por todos los medios que nos inunden de datos macroeconómicos convertidos en teóricos indicadores de bonanza cuando a nada que nos asomemos a la vida real, al pasar de todos los días, lo que vemos es un camino que parece conducirnos a la inevitabilidad de nuestra marginación inmerecida. Marginación en la que, lamentablemente, el despropósito financiero de los últimos años ha aportado una caudal de miseria y de sufrimiento social nada desdeñable.

¿Un ejemplo de lo que digo? Pues en urbanismo mas Allariz y barrio viejo de Pontevedra, que reivindicaciones literarias. Por ello toda obra debe comenzar por los cimientos, y en este caso esos cimientos son los municipios, los pueblos, las aldeas, recuperando toda una historia y un modo de ser y vivir escondidos en sus piedras, en sus rincones, en sus fuentes, en sus bosques, en sus casas, en sus iglesias, sin inventarnos nada que no necesitamos de invenciones cuando estamos sobrados de realidades. Por eso, precisamente por eso, me da igual la afiliación concreta, me interesa el hombre y su obra, y su proyecto de recuperación de lo que gracias entre otras cosas a ser como somos y a los viejos señoríos algo irresponsables, hemos dejado abandonado envuelto en un aroma de desgana, apatía,desidia y hasta incuria que encaja mal con literaturas de una épica redentora de historia prefabricada. Por cierto, comencé a escribir pensando en el curioso “proyecto independentista de Escocia”. Merece la pena comentarlo. Otro día será.

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