Opinión

Muchas emociones

Estás visto que estamos llamados a ser objeto de emociones fuertes, y bien sea producto de una estrategia elaborada o fruto de la casualidad, lo cierto es que las dos sentencias más esperadas –la del caso Nóos y la del caso Bankia- se han hecho públicas en las mismas fechas y ambas han despertado la consiguiente expectación en las bancadas de la clase de tropa.
Las decisiones que la autoridad judicial ha aplicado al tratamiento de los encausados en el caso Nóos no pueden dejar a nadie ni quieto ni satisfecho. Solamente tres de ellos han sido condenados a cárcel, y la propia personalidad de los que se sentaban en el banquillo convierte este procedimiento en incomparable. No todos los días se sientan en el banquillo aquellos que pertenecen a la Familia Real y no todos los días existe riesgo cierto de que algunos acabe a la sombra. Una vez dictada sentencia, con debate y polémica como era de esperar, nada obliga al principal protagonista de los hechos a permanecer en España en tanto en cuanto se despejan los correspondientes turnos de apelaciones que aplazan su ingreso en la cárcel. Se extiende un creciente movimiento que cuestiona el principio elemental de la administración de Justicia por el que se predica que la Justicia es igual para todos.
Por el otro lado del cuadro están los sesenta y cinco acusados por apropiación indebida que protagonizan el caso de las llamadas tarjetas blacks de Bankia, un nutrido grupo de  dirigentes de la entidad de toda raza y pelaje encabezados por Miguel Blesa, Rodrigo Rato e Ildefonso Sánchez Barcoj, sucesiva cúpula de la entidad. La sentencia, que salía el jueves a la calle, ha supuesto también un hito en el sistema procesal y se ha caracterizado por responder de forma contundente a los abusos que una cofradía de personajes amorales e irresponsables otorgaba a las tarjetas de representación a las que se hacían acreedores por el hecho de sentarse en el consejo de administración de la antigua Caja Madrid que hoy, convenientemente reconvertida y reflotada, atiende por Bankia. Los sesenta y cinco encausados han recibido pena de prisión lo que resulta inusitado, y aunque las penas oscilan entre los tres meses del consejero en representación del Partido Popular, Jorge Rábago, y los seis años  de Blesa, ninguno de ellos se libra. Ni siquiera Rafael Spottorno, lo que significa otro pescozón para la Casa Real. Muchas emociones en muy poco tiempo, reitero. 

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