Opinión

Nosotros los idiotas

Uno de las cosas que peor llevo en este delirante procedimiento protagonizado por Pedro Sánchez y su banda -a la que espero juzgue muy severamente la Historia si no lo hacen antes los tribunales de Justicia ordinaria- es que me tomen por idiota. Este socialismo de diseño que ha impuesto una clase dirigente contaminada, muestra una persistente inclinación a considerar a los administrados como imbéciles útiles dispuestos a asumir y aceptar todo lo que se les envía como si fueran los tiernos infantes que lloran cuando se les lava que decían los representantes del Despotismo Ilustrado. Personalmente siento más dolor al comprobar que desde el poder se me considera un majadero al que se puede estar impunemente contando una cosa un día y la contraria al día siguiente, que el significado mismo de esta acción de borrar los delitos más graves cometidos contra la integridad del país en toda su reciente historia. Con ser de una gravedad extrema y estar salpicados de prácticas terroristas y apropiaciones económicas, me hace más daño mi pretendida estupidez que los hechos que se condonan.
Hay por otra parte un aspecto necesario de reflexión en este disparate que traerá la ruina al país más tarde o más temprano. La Constitución de 1812 aportó una nueva interpretación del papel social en el desarrollo de la función pública que abría la puerta a un también nuevo orden de las cosas. La población abandonaba su deshonroso papel de súbdito para convertirse en ciudadano. Ese noble espíritu que impregnaba la Pepa, propagaba la igualdad ante la ley, el cese de privilegios, el imperio de la justicia y el valor del individuo no en función de su clase social, sus riquezas o su cuna, sino en repuesta a su calidad moral y ética y a su condición de persona. Todo este avance político, social y ético que aportó una corriente de justicia social incontenible ha sido borrado de un plumazo, destruido, vilipendiado y deshonrado. Los españoles ya no somos iguales ante la ley como rezan nuestra Constitución,. Ni desde el punto de vista individual ni tampoco en el aspecto colectivo. En el plano individual, la concesión de una amnistía completa al colectivo de delincuentes independentista divide la sociedad en dos. Y la condonación de una deuda fruto del mal gobierno y el despilfarro  convierte el país en un territorio de dos velocidades. Los que gastan y los que pagan.  Siento vergüenza.

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