Opinión

SOLIDARIOS

Utilizamos con frecuencia esta palabra para indicar que nos unimos afectivamente a un grupo en apuros o a una persona que necesita del apoyo de otros. Hay quienes aprovechan la fácil adhesión por la palabra para hacer publicidad de sus ideologías. Pero también hay quienes arriesgan sus comodidades para comprometerse de verdad con las situaciones concretas de los que piden justicia. Hay quienes recorren las calles codo a codo con otros, y ayudan en las instancias precisas. Hay quienes acompañan en la manifestación, y contribuyen según sus posibilidades a que se arreglen las cosas. Hay quienes se hacen eco de las palabras, pero comparten también las acciones necesarias.


Somos solidarios cuando asumimos la causa del otro; no nos contentamos con una participación superficial en base a cualquier clase de manifestación; de alguna manera, hacemos nuestra la cuestión planteada; nos sentimos realmente implicados. Somos solidarios cuando participamos efectivamente en la empresa que se acomete, cuando apoyamos el esfuerzo por culminar el intento, cuando colaboramos en la operación emprendida.


La solidaridad integra las voluntades y los esfuerzos; en la realización práctica y no solo en las interioridades de deseos íntimos. La solidaridad promueve adhesiones firmes y auténticas. La solidaridad estimula saludablemente el dinamismo social. En la práctica es un proceso contrario a la masificación. Seguramente no abunda la solidaridad en estos niveles. O acaso sea una realidad más viva de lo que parece, o de lo que reconocemos de hecho. Yo sigo creyendo en ser humano.


¿Nos invita la fiesta del Corpus a una solidaridad efectiva con los más necesitados? ¿Nos contentaremos con repartir unas migajas sw lo que nos sobra?


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