Opinión

REYES

Dicen nuestros mejores diccionarios de la lengua que Día de Reyes significa la fiesta que conmemora la adoración de Jesús por los Reyes Magos. También se aplica a los regalos que se hacen con motivo de esta conmemoración. Y algunos han determinado que prevalezca este último sentido, de tal manera que se va olvidando el sentido religioso original. Se va perdiendo sobre todo la significación teológica que recuerda la manifestación del Salvador a todos los hombres, más allá de las fronteras de Israel. En la práctica, esto se recuerda únicamente en las iglesias.


La de los Reyes Magos es una fiesta simpática y costosa, alegre y superficial, bulliciosa y despilfarradora, juvenil y nostálgica, comercial y familiar, fantasiosa y materialista, frustrante e ilusionante... Luchamos por resucitar el niño que se esconde en nuestro interior, y nos sacuden nuestras dobleces. Reconocemos el valor inapreciable de la infancia, y nos abruman las limitaciones de nuestros cálculos. Repartimos generosidades, y afloran nuestros raquitismos. Llenamos de luces nuestras calles, y mantenemos oscuridades en nuestro interior. Cantamos las glorias de lo sencillo, y nos dejamos invadir por lo rebuscado. Procuramos agradar, y se nos vienen encima resentimientos sin cuento. Necesitamos indispensablemente la verdad, y transigimos con la mentira institucionalizada...


¿Por qué no asumimos los riesgos de una transparencia sin limitaciones interesadas? ¿Por qué no acogemos la llamada de una sinceridad más comprometida? Desde la magnanimidad podremos construir un mundo enriquecido con abundancias verdaderas. Desde la generosidad podremos lograr un futuro más humano. Desde la elevación de espíritu podremos festejar las elegancias de los bien nacidos. Desde la grandeza de alma podremos alegrarnos con los beneficios de una sociedad fecundamente distendida. Desde la nobleza formaremos parte de una humanidad engrandecida. ¡Felices Reyes!

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