Opinión

Retos permanentes

¿Nunca has tenido tú la sensación de encontrarte perdido? No sabes adonde vas, no sabes por donde tirar, andas y desandas... y vuelves al mismo sitio. ¿Has sentido alguna vez esa angustia de no saber dónde estás, dónde ir, cómo salir de la situación?

Los impactos que recibimos se multiplican cada día. Las expectativas que generan en nosotros son cada vez más plurales. No bien conseguimos una cosa, ya la convierten en obsoleta con ofertas muy mejoradas. ¿A qué atendemos? Nos incitan a progresar, a disponer de más elementos de comodidad, a consumir lo que haga falta. Lo que haga falta para competir, para mantenerse a la altura, para ganar. Para ganar en consideración social, en bienes de disfrute inmediato, en prestigio.

Somos capaces de grandes sacrificios por 'estar a la altura de las circunstancias'. Luchamos por alcanzar lo que otros han conseguido. No escatimamos esfuerzo por 'estar a la última'.

Podemos drogarnos de muchas maneras: cosas, actividades, evasiones... Pero hay algo en el fondo de nuestra intimidad que emerge retador: ¿qué buscas? Permanece siempre activo un punto de inquietud salvadora: ¿es esto lo que realmente quieres? Se abre camino la luz de una conciencia que nada puede acallar: ¿y tu futuro?

Se mantiene también el esplendor suficiente de las alternativas, que se nos convierten en retos permanentes: amistad, solidaridad, generosidad, comunicación, acogida, disponibilidad, lealtad, magnanimidad, confianza, cordialidad, esperanza, jovialidad, amor a la verdad, sinceridad, fidelidad a la palabra dada, diálogo, capacidad de rehacer las relaciones, aceptación de personas y puntos de vista distintos, justicia, responsabilidad, libertad, bondad, laboriosidad, creatividad, firmeza, constancia...

También esta oferta positiva es verdaderamente rica y plural. ¿Escogemos? Claro que, en este caso, no basta el simple tanteo ni las medias tintas. ¿Probamos? Es necesario embarcarse con decisión y entusiasmo. ¿Nos lanzamos? En este campo los riesgos son verdaderamente enriquecedores. ¡Aceptamos el reto!

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