Opinión

¿Mascarada?

Ya están ahí, ya vienen los carnavales: con sus vistosos trajes, sus murgas ruidosas, sus músicas, sus comidas abundantes, sus "procesiones" y hasta sus "cofradías", sus máscaras... muchas máscaras. Máscaras que esconden y reflejan. Máscaras que sugieren y provocan. Máscaras de cuerpo entero. Máscaras que “enmascaran”.
Por unos días se materializa en nuestras calles "el gran teatro del mundo". Cada uno se proyecta en el personaje que quisiera ser... o en el que rechaza. Se quiere desenmascarar con la máscara, o también enmascarar, utilizando ampliamente la técnica de la caricatura. Se dice sin decir y se cantan las verdades escondidas.
Nadie se libra de la crítica: autoridades, políticos, religiosos, intelectuales, artistas... El pueblo necesita decirle lo que siente y aprovecha la inmunidad admitida de la máscara. Se lo dice en la clave gratificante del humor. Se lo dice con la claridad directa de la imagen. ¿No resulta curioso que se lo diga desde el refugio del antifaz?.
Así que, todo sumado, la máscara de carnaval sugiere referencias importantes: figura, ridículo, extravagancia, disfraz, careta, tapujo, embozo, ocultación, pretexto, velo, grosería, bufonada, vistosidad, disimulo, ficción, griterío, comparsa...
Seguro que nuestros carnavales no traducen preocupaciones tan trascendentales. Se busca pasarlo bien. Se esconden, por unos momentos, los problemas. Se quiere presentar una imagen de belleza y colorido.  Se procura la fiesta... sin más. Se intenta la evasión de las inquietudes diarias.
También puede que haya muchos enmascaramientos en nuestra sociedad. Puede que tengamos encubiertas muchas corrupciones. Puede que disfracemos, con excesiva frecuencia, nuestras falsedades. Puede que disimulemos intereses inconfesables. Puede que ocultemos habilmente ciertas pretensiones de nuestra avidez insaciable. ¿No hay algunos que se enmascaran para dar rienda suelta a sus estériles e inconfesables agresividades?

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