Se ve que Papa Francisco no es muy partidario de programaciones preconcebidas. A él le mueven decididamente las situaciones reales, iluminadas por la Palabra y comprendidas desde su mensaje de Jesús. Y así se abre y se avanza el camino de la Iglesia, del Reino.Se plantea, y nos plantea, un reto ineludible: caminar, edificar, confesar. En dinámico movimiento.
Caminar es un verbo activo. En el horizonte permanente de una presencia trascendente. Caminar en la honradez. Intentando ser irreprochables. El horizonte que nos fascina no admite parones estériles. ¿Nos perdemos en la utopía? Papa Francisco se propone abrir camino, el camino que es nuestra vida. Y cree sinceramente que Jesús es el Camino.
Edificar con vigorosa consistencia. El objetivo no es lograr una superestructura inquebrantable. Buscamos que las piedras vivas conformen progresivamente un cuerpo vivo. La piedra angular es el mismo Jesús. Se trata de un compromiso que supera los devotos deseos.
Confesar a Jesucristo. Papa Francisco no quiere conseguir simplemente la mejor ONG asistencial. El centro es Jesucristo, y el fundamento permanente, y la culminación del movimiento que propone.
Caminar sin parones; edificar con solidez; confesar a Jesucristo. Movimiento sin retroceder. Sin miedo a los temblores. Superar la aparente seguridad de la fijación; superar la esplendidez aparente de los castillos de arena; superar los oropeles baratos de la mundanidad.
Más difícil todavía: caminar, pero con la cruz; edificar, pero con la cruz; confesar a un Cristo con cruz. 'Y así la Iglesia avanzará'.
Toda una propuesta de nuestro nuevo Papa Francisco. Sin los artificios de una programación técnica. Con la esperanza firme de una vitalidad vigorosa. De la vida para la Vida.
