Opinión

Muchas gracias juncker

Pudieron haber sido Lisboa, Oporto o A Coruña. Pero fue Vigo la ciudad que apareció destacada en el solemne discurso ante la Eurocámara del presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, al describir los dos extremos del continente: Vigo en un lado; en el otro, la búlgara Varna, en el Mar Negro, donde desemboca el Danubio, una ciudad bien conocida para los amantes del clásico “Drácula”, de Bram Stoker, excelente novela de recomendable lectura todavía hoy. 
Juncker habló sobre el futuro de la Unión y lo hizo colocando a Vigo en el mapa, en una intervención nada retórica ni de trámite, sino seguida con especial interés por las tensiones por la que pasa la UE, primero con el Brexit y ahora con Cataluña y su referéndum ilegal, que afecta a la propia médula europea y a su constitución como un conjunto de estados de Derecho. 
En boca de Juncker, la mención, aunque sea de pasada, supone munición para la Muy Leal: una frase del dirigente comunitario podría acabar convirtiéndose en un tópico para definir los límites europeos y la visión del propio continente. Como cuando Winston Churchill anunció el Telón de Acero, que designó con acierto como un muro real, social y político para dividir Europa que se había alzado tras la II Guerra Mundial entre Stettin, en el mar Báltico, y Trieste, en el Adriático.
Vigo necesita más que nada publicidad y luz, salir de su anonimato, de la invisibilidad en la que se ve sumido cada vez que aparece como “la localidad pontevedresa”, lo que por desgracia resulta más habitual de lo imaginable. 
Gracias Juncker, has hecho más por Vigo que mil campañas de propaganda, y sin tener que pagar nada a cambio. Continuará...

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