Opinión

cae el último bastión

La franja atlántica y en concreto el área metropolitana de Vigo han sido el bastión demográfico de Galicia, pero también ha sucumbido. Hace más de 30 años que el interior de la Comunidad Autónoma se bate en retirada y las provincias de Lugo y Ourense se han convertido en desiertos con algunas villas y las dos capitales como oasis. El resto, poco o nada. El territorio vecino cuenta según el INE con poco más de 300.000 habitantes censados, perdiendo cada año unos miles más y no se ve ninguna fórmula para darle la vuelta a la situación.
En el área metropolitana el viento soplaba de popa hasta 2012, en que comenzó a torcerse, cuatro años después de que la economía hubiera comenzado a hundirse. No es casualidad: en ese momento la Muy Leal cambió el rumbo por vez primera en su historia reciente e inició una pérdida de residentes que continúa a la espera de los datos de 1 de enero de 2017, que quizá puedan resultar algo mejores, como lo han sido los económicos. Aunque no será fácil recuperar terrenos: en estos últimos ejercicios miles de personas, entre ellos jóvenes, abandonaron la ciudad para buscarse su destino en otro lugar, a menudo en Madrid o el extranjero. Otros decidieron regresar a sus países de origen o emigrar de nuevo a otro punto de España o de Europa. 
Es un fenómeno nuevo: desde mediados del siglo XIX, Vigo experimentó un impulso espectacular gracias a su potente industria y sector marítimo que labró la marca de ser en el siglo XX la ciudad europea que más creció en términos relativos. Vigo es también metropolitano, y el parking gratis solo para vigueses... Continuará.

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