Opinión

El hambre en muchos lugares

Hablábamos el pasado domingo de la figura de San Cayetano. Y aludíamos a la gran devoción que posee en Argentina. Siempre, el día de su fiesta el Cardenal de Buenos Aires preside la misa solemne ante miles de devotos que allí se congregan.  He tenido la suerte de visitar muchas veces el santuario y comprobar cómo los bonaerenses vibran ante este santo del “Pan y Trabajo”. Allí confesaba todas las semanas el cardenal Aramburu a quien pude saludar por un problema de la Fundación Santamarina Temes del Colegio Santo Ángel de O Couto, algo que muy amablemente solucionó como muy bien sabe Fidel García Tobío.

Pues bien, como todos los años miles de fieles regresan a celebrar San Cayetano tras la pandemia. Este año presidió el pasado domingo, la misa solemne el cardenal Poli quien aprovechó su homilía para denunciar la “inflación asfixiante que hace inalcanzable el pan y genera miseria y la caída del poder adquisitivo del salario”. También predicó a favor de la dignidad del trabajo e hizo una llamada para “aunar esfuerzos para reconstruir esta Argentina que nos duele a todos”. Siempre en esta fecha el Cardenal aprovecha para hacer una llamada al país. Así lo hacia también Bergoglio. 

Poli pidió “pensar en la cantidad creciente que se acercan a los comedores; en los adultos que no pueden comprar sus medicamentos, y en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes”

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, al presidir la misa central de la fiesta grande de San Cayetano, en el santuario porteño de Liniers, advirtió este domingo sobre la “inflación asfixiante que hace más inalcanzable el pan y genera miseria”. El primado argentino apeló a la parábola del buen samaritano, para expresar su preocupación por la crisis, el aumento de los precios de los alimentos y su impacto en los sectores más vulnerables.
“El pan que alimenta nuestra vida y diariamente se hace más inalcanzable a causa de la inflación asfixiante que padecemos y que genera miseria”. 
En un mensaje a las autoridades, Poli pidió “pensar en la cantidad creciente que se acerca a los comedores, en los adultos mayores que no pueden comprar sus medicamentos, en las familias cuyos ingresos son cada vez más insignificantes”.

No morirse de hambre en la tierra del pan: “Como reza una canción: No es posible morirse de hambre en la tierra bendita del pan”.

Poli invitó a dejarse interpelar por las actitudes solidarias y fraternas y destacó la generosidad de “muchos cayetanos” que ayudan desinteresadamente. “El pan que se pide para todos, el que se logra con el propio trabajo, es un clamor de justicia”.

En otro momento de la homilía, el arzobispo aseguró que: “Si habéis llegado hasta aquí es porque cuando se cierran las puertas que la gente suele golpear procurando satisfacer sus necesidades, se abren las del santuario de San Cayetano, el patrono del pan y del trabajo que intercede ante el Jesús para que todos reciban las gracias materiales y espirituales que necesitan para seguir caminando”.

Estamos viendo, el color político hispanoamericano girando incluso hacia dictaduras de todo punto inaceptables; bien vendría escuchar voces como las del cardenal porteño que advierte, una vez más sobre los peligros a que se encaminan algunos pueblos -también el argentino- con experiencias que creíamos superadas. Y lo que está pasando en Nicaragua es alarmante por lo que significa de destrucción de libertades otrora conseguidas. Esperemos para ver Colombia y Venezuela.

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