Opinión

Puigdemont humilla al Estado porque se lo permiten

Lo ha dicho Junqueras: “Cataluña gana”. O sea, que el Estado en su conjunto pierde. Aparte de la victoria del independentismo, ¿era preciso añadir la humillación? Fue visible cuando el fugado triunfador recibió al emisario del PSOE. secretario de organización, Cerdán, en la su sala de banderas, donde tuvo que retratarse ante un gran mural donde destaca la esfinge de la victoria, una gran urna campando sobre una masa de leales aquel día del referéndum que ya no fue un acto ilegal. Como dice Clausewitz, “para la victoria total hay que sorprender al enemigo”. Todos ya contaban con que el asunto estaba encarrilado tras la proposición de Ley sobre la amnistía de Pedro Sánchez, que borraba todos los delitos, hasta los actos de violencia, y que rubricaba el acuerdo del PSOE con ERC, y Puigdemont dice que de eso nada. No bastaba con aplicar el olvido a partir de 2013, era preciso seguir para atrás. Demostró su poder, su capacidad de poner el punto final cuando le satisfaga.

Puigdemont quiere aprovechar la ocasión para reducir el protagonismo en la victoria de ERC, y demostrar que por mucho que se acomode con el PSOE, es el quien tiene la última palabra. Y como si todas las cesiones fueran pocas, introduce una serie de añadidos con los que no se contaba, lo que demuestra que cree posible obtenerlos. Y en consecuencia paraliza la marcha que ya se creía iniciada, como preveía la presidenta del Congreso, para llevar a cabo el debate de investidura de Pedro Sánchez.¿No era suficiente que, en el acuerdo firmado por ministro de la Presidencia con el presidente de ERC, Oriol Junqueras, para garantizar que Pedro Sánchez siga en la Moncloa, se plasmara, aparte de la amnistía general, la condonación parcial de la deuda que arrastra la Generalitat y la transferencia de Cercanías, a lo que se añade que los acuerdos serán supervisados por un árbitro o verificador, como si se tratara de un conflicto entre dos naciones? Del texto se deduce que ser abre la posibilidad de que Cataluña tenga poder judicial propio. Hay que leerlo bien.

Si uno lee con calma los 14 folios de documento de acuerdo, se observa que, en su texto, el convenio que responde a las cesiones que debe acometer el Estado para poner fin al “conflicto político con Cataluña”, no se cita expresamente la Constitución. Al contrario, se dice literalmente que “las soluciones de fondo a las que se llegue deben ser soluciones con un amplio consenso social y parlamentario en el ámbito de Catalunya y que deben producirse respetando el principio de seguridad jurídica y los procedimientos y el ordenamiento democráticos”. ¿Y que otro marco cabe que no sea expresamente, como ha venido repitiendo Pedro Sánchez y sus voceros, que la Constitución sin más? Además de las otras cesiones, incluido lo del mediador, del texto mismo se desprende de modo sibilino que se abr el espacio al referéndum imprescindible, disfrazado de consulta a los ciudadanos con vecindad civil en Cataluña (Hay que leer el documento con calma, porque uno de los problemas a los que el acuerdo viene a dar solución es “el reconocimiento nacional de Cataluña y la forma de vehicular dicho reconocimiento a través de la política, del ordenamiento jurídico y de las instituciones, respetando tanto el principio de legalidad como el principio democrático. Dos, los recursos de los que debe disponer Cataluña para asegurar los derechos, la cohesión social y la prosperidad de todos sus habitantes. Y tres, la necesidad de que los acuerdos alcanzados" sean refrendados por la ciudadanía". Lo del mediador es una de las cesiones de mayor calado que socava la dignidad del Estado. En este punto, Junts va más allá de ERC. Los de Junqueras parecen conformarse, aunque el efecto fuera el mimo, con que el mediador haga que el proceso de negociación y de los acuerdos a los que se llegue lleguen a la mesa de diálogo entre gobiernos. Pero el fugado eleva esa figura a una mediación directa de esa figura a la negociación entre iguales entre España y Cataluña. Como en un conflicto internacional. Aunque ya nada sorprende, asombra que Puigdemont quiera llegar tan lejos en cuanto a la amnistía total, aunque en algún caso tenga carácter simbólico, a los delitos comunes imputados a la familia Pujol, y a su propio abogado, Boye, condenado en su día por terrorista, y ahora abogado de narcos.

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