Opinión

Galicia: apostemos por la I+D+I

Ante la pregunta de por qué existen distintos ritmos de crecimiento entre regiones aparece una respuesta recurrente: la I+D+i. Estas tres siglas, ya familiares para el gran público, agrupan a la investigación, el desarrollo y la innovación, factores que estimulan el crecimiento sostenido de una economía. Si bien los resultados no son inmediatos, y por lo tanto no son válidos para los intereses cortoplacistas, cuentan con la virtud de ser duraderos y rentables. Entre sus ventajas se encuentran la mejora en la calidad de vida de la población, el avance tecnológico o el aumento de la productividad y la competitividad de las empresas. La inversión en I+D+i compensa, y mucho, al conjunto de la sociedad. 

La Unión Europea es conocedora de esta premisa.  En consecuencia, ha adoptado una política activa de promoción de la I+D+i. Muestra de ello es que uno de los ejes prioritarios de los fondos FEDER es “Potenciar la investigación, el desarrollo y la innovación”. Es relevante señalar que la aplicación de estos fondos no solo se limita al ámbito público, sino que también incluye al sector empresarial. Este hecho es de gran importancia, ya que el impulso a la ciencia pierde fuerza si algún agente social no participa en él. Se necesitan todas las piezas para que funcione el engranaje. 
Por lo tanto, los fondos FEDER impulsan la I+D+i. Si Galicia se beneficia de estos fondos, ¿Cuánto ha mejorado la investigación en nuestra comunidad? Consultemos los datos. Según el INE, en 2018, el gasto gallego en I+D era del 0,94% del PIB, lejos de la media nacional (1,24% del PIB).  Es más, desde el año 2009, no se supera la barrera del 1%. Así pues, en la última década, la senda de gasto en I+D no se ha acercado a los máximos históricos alcanzados en 2008 y 2007 (1,04% y 1,03% sobre el PIB, respectivamente). 

Además, Galicia tampoco sale bien parada en la comparativa regional sobre el gasto de los fondos FEDER en I+D+i. Mientras que los informes del Ministerio de Hacienda muestran que los tres grupos de CC. AA. (menos desarrolladas, en transición y más desarrolladas) presentan un grado de eficacia alto, Galicia tiene un grado bajo. De hecho, hasta 2018, solo se había ejecutado un 12,3% del gasto programado en innovación de los fondos FEDER. Uno de sus objetivos específicos más importantes, el fomento de la inversión empresarial en I+D, también presentaba un porcentaje paupérrimo (12,8%) paralizando la participación del sector empresarial en la ciencia. 

Como se ha analizado anteriormente, en Galicia existe la necesidad de impulsar la investigación y hay disponibles fondos europeos para ello. Entonces, ¿por qué no se ejecutan? Al no hacerlo se le niega a Galicia la oportunidad de unirse a las políticas de desarrollo, las que sentarían las bases del crecimiento a largo plazo. Si queremos que la futura Galicia sea dinámica e innovadora, no perdamos esta oportunidad. Apostemos por la investigación, el desarrollo y la innovación, tenemos mucho que ganar.

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