El nuevo muelle de Areal todavía no está operativo pero ayer se estrenó con un barco que hasta ahora, por su calado, apenas podría haber atracado en la vieja plataforma por falta de calado. Una historia conocida: hace 12 años, en torno a 2000, Faro de Vigo decidió que ese muelle no se haría por razones que nunca explicó salvo una demagógica alegoría de la defensa de la Ría. Su campaña fue brutal: no se recuerda otra similar, llena de mentiras, medias verdades, declaraciones sacadas de contexto y embustes, pero a punto estuvo de resultar ganadora. Por suerte, los sucesivos presidentes del Puerto entendieron que no había ningún motivo para renunciar a la obra y en cambio muchos para seguir adelante, comenzando por la propia competitividad del puerto y por tanto de la ciudad. Para desgracia de todos, este muelle no se terminó cuando tocaba, en pleno ciclo ascendente de la economía, ni tampoco estuvo listo a finales de 2005, cuando Maersk reclamó una superficie amplia para su base de contenedores: Abel Caballero, entonces presidente del Puerto, dijo que había espacio pero tampoco era cierto y Maersk se llevó su instalación, inversión y miles de toneladas de carga a Málaga. Caballero arregló en parte su enésima equivocación ya desde la Alcaldía al negarse a recurrir ante el Supremo la sentencia contraria al Concello, en el único acto coherente y lúcido desde que se encuentra al frente de la Administración local.
La realidad señala que el muelle, aunque tarde, está listo lo que es una victoria de Vigo y un fracaso de Faro, que lleva meses silbando sin acordarse de su feroz, injusta y lamentable campaña contra esta ciudad.
Era el de ayer, por tanto, un día de victoria de Vigo y de derrota de Faro y el de hoy otro histórico con la aprobación del Área Metropolitana, que ya es una realidad pese a que de nuevo- el alcalde de esta ciudad continúa empeñado en comportarse como un antivigués de libro. Sería un chiste fácil recordar que hace años fue designado Coruñés adoptivo, pero me temo que se trata de algo más profundo que tiene que ver con su incompetencia. Está empeñado en hacer historia y este paso la hará, como Nerón con el incendio de Roma. Asegura que el Área nace muerta y que resulta ineficaz, pero si fuera elegido presidente diría que es un ente fantástico, en otra demostración de su criterio.
